Están las comisarias, y luego está la ‘Pampanatas’ de cloaca, me refiero, como habrán podido imaginar, a la papanatas de Pam, número dos del ministerio de Desigualdá comunista español.
La señora Pam, Ángela Rodríguez Pam, reunida alrededor de una mesa de bollitólogas que se prodigaron en zorrerías, se burló a mandíbula batiente de las mujeres maltratadas y violadas con la intención de ridiculizar a la derecha ―como si un cerebro de chorlito pudiera burlarse de quoi que c’est soit―, y revalidar los supuestos triunfos, que no son más que errores garrafales, cometidos con las leyes que su ministerio ha impuesto de a Irene chochones (por el aquello de «a Pepe timbales»), sin olvidar que andan en vías de legalizar la pedofilia. Después, se disculpó, como podrán ver aquí, o lo intentó, lo que no enmienda su falta de respeto, más bien la ‘enmierda’ todavía más.
A mí que esta señora insulte, se ría, y se burle, y finja más tarde que pide perdón, no me importaría mucho si no ejerciera el poder desde el puesto político del que lo hace.
Esta señora sin poder no es más que una comisaria de las tantas, pero ya con poder es todavía más peligrosa, porque además es una papanatas de las peores, una reverenda imbécil orgullosa de su inutilidad, que cobra un salario que ya quisiera cualquier obrero o cualquier escritor.
Esta parásita, además, tendría que dimitir de inmediato, y para que lo haga, las mujeres víctimas de las violaciones y de malos tratos debieran salir de inmediato a las calles a exigir su renuncia. Si no lo hacen estarán validando a una enemiga de su dolor, que osa reírse del sufrimiento de las víctimas; por cierto, algo muy común en este gobierno.
No obstante, la señora Pam no pidió perdón, sólo rectificó, pedir perdón necesita de la grandeza de la que Rodríguez Pam carece; mucho menos pidió perdón por algo tan grave como el resto de las señales que enviaron al pueblo español: y es que en el peor estilo soviético, castrista, comunista, y totalitario, en aquella mesa se presentaron fotos de hombres, de periodistas, con la intención de que el público, el pueblo, los tomara como dianas del odio.
O sea, no sólo se burlan de las víctimas de la violencia, de violaciones, para colmo señalando directamente a periodistas, al estilo de como lo hacía el terrorismo en España, se señala a periodistas para que se conviertan en objetivos directos de la violencia y hasta de posibles eliminaciones físicas.
Si esto no merece un enjuiciamiento, yo ya no sé qué más habría que suceder para que abran los ojos, o de qué modo reaccionar contra esta caterva de insensibles maleducadas, que reitero, cobran millones por este tipo de abuso de poder, de abuso, llanamente. Cobran para incentivar un tipo de violencia en la historia de la humanidad se ha cobrado más de 150 millones de víctimas: el comunismo.
Cuando vi esas fotos colocadas enmarcadas encima de la tribuna desde la que estas energúmenas del poder ejercían la violencia verbal recordé los juicios públicos que los hermanos Castro y su recua de esbirros llevaron a cabo en Cuba, con el resultado que conocemos: miles de fusilados inocentes.
La papatanada no sólo conduce a un atraso insoportable, también conlleva con una rapidez irracional e injusta al crimen.
