Monseñor Juan María Uriarte Goiricelaya, obispo emérito de la diócesis de San Sebastián, falleció el pasado sábado, 17 de febrero. A los 90 años de edad, el prelado estaba ingresado en el Hospital Universitario de Basurto, Bilbao, tras sufrir un ictus severo.
Así lo ha informado la diócesis de San Sebastián, que en un comunicado ha aclarado que monseñor Uriarte ha estado acompañado por sus familiares y amigos más cercanos, especialmente esta última semana de ingreso hospitalario.
El próximo lunes 19 por la tarde se prevé la celebración de una misa exequial en la Basílica de Nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, donde fue ordenado obispo. Será el obispo de la mencionada diócesis, monseñor Joseba Segura, el encargado en presidir la celebración, antes de que sus restos mortales sean trasladados al cementerio parroquial de Frúniz, en Vizcaya. También la Catedral del Buen Pastor acogerá el martes un solemne funeral, presidido por el obispo Fernando Prado Ayuso.
Precisamente el prelado de Donostia, monseñor Prado, ha explicado a los medios de comunicación que monseñor Uriarte «me enseñó la importancia de cuidar la vida interior y de la oración constante, como aquello más necesario en la vida de todo sacerdote. Ya obispo, su única recomendación fue la de querer siempre a todos, más allá de toda circunstancia».
Su muerte, sin embargo, ha recordado el papel que el obispo desempeñó durante los años de plomo de ETA. Sabiendo que el propio Uriarte reconoció el papel «excesivamente escueto» de la Iglesia en la condena a la banda terrorista, el prelado nunca escondió su cercanía ideológica con el nacionalismo vasco y con la izquierda abertzale. Impulsor de procesos de paz y negociación con los etarras, se mostró abiertamente contrario a la prohibición de los partidos políticos proetarras y reclamó el acercamiento de los presos a las cárceles del País Vasco. Hasta declarar, en referencia a los líderes abertzales, que «asumen unas posiciones próximas a las que yo asumo».
