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Con el generalísimo Francisco Franco no había I.V.A., sólo un impuesto sobre bienes de lujo del 33% y ciertos especiales. Tampoco había Impuesto sobre Sociedades que gravara el beneficio empresarial en una doble imposición (renta y beneficio), sino un Impuesto de Tráfico de Empresas del 5% que gravaba el volumen de ventas, lo cual soportaba el coste la compañía y no el consumidor final sin entender de ricos ni pobres con un exagerado y ya actual 21%. Tampoco los trabajadores se veían sometidos al 36% IRPF medio y progresivo, y sus hijos podían disfrutar, sin importar la clase social, de una educación y sanidad públicas de alta calidad con unas rentas que, además, en 1973 igualaban a las de la rica Bélgica. Menos impuestos, gran sistema público, y buen nivel económico social.
Del régimen de Francisco Franco dijo el Papa Pío XII que era la demostración de que se puede aplicar la Doctrina Social de la Iglesia en la gestión de la cosa pública. Y los resultados demuestran que en economía es capaz de lograr mayor justicia y prosperidad que el capitalismo o el socialismo, que finalmente nos han ahogado bajo la pinza de impuestos abusivos y salarios de miseria mientras somos maniatados por un tercer sujeto junto al Estado y al Patrono, el usurero…