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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Caranchos de Buenos Aires

Adaptados al trajín ciudadano, las nuevas rapaces urbanas proliferan en las plazas porteñas. 

Ocupa uno de los últimos lugares en la consideración popular. De vuelo amenazador, carroñero, depredador de ocasión. El carancho baja a tierra y camina decidido con sus poderosas garras arremetiendo contra todo elemento que le permita la supervivencia. 

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Cuando nos cruzamos con él su mirada mete miedo. Son más grandes y fuertes que los chimangos. En el campo algunos lo consideran pájaro del mal agüero, donde los perros se ocupan de espantarlo.

En 6/2012 la Agrupación Amigos de la Plaza Vicente López denunció públicamente la aparición de caranchos, atribuyendo su presencia a una supuesta suelta de rapaces con la intención de controlar la ascendente población de palomas. Posteriormente el Lic. Javier Corcuera del Ministerio de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, desmintió categóricamente que se hubieran soltado las aves.

El carancho llegó desde las áreas rurales para quedarse. Al igual que el chimango, es una especie autóctona. En la ciudad han proliferado a partir de la instalación de la Reserva Ecológica Costanera Sur en 1986. Este parque natural que vivifica la ciudad, se lo debemos a la iniciativa de la Fundación Vida Silvestre Argentina, Aves Argentinas y Amigos de la Tierra. La Reserva Ecológica cuenta con un Centro de Rehabilitación de Rapaces.

Desde esa zona en el Sector Sur, se habría ido extendiendo naturalmente el carancho junto con otras especies al resto de las áreas verdes de la ciudad. En la actualidad se lo ve tanto en plazas de la Recoleta, bosques de Palermo de San Benito, y otros barrios como Villa Ortúzar, Agronomía, etc. No suele haber más de una pareja de caranchos en las plazas grandes donde anidan.

A continuación un video de 5 min. 38 seg. de un carancho visitando una oficina en pleno microcentro porteño. En el décimo piso del edificio, un momento de jolgorio para los empleados que se ríen de él y le convidan galletas.

Las nuevas rapaces porteñas tienen costumbres particularmente urbanas. Adaptados al trajín ciudadano, suelen bajar al despuntar el alba para comer los desperdicios de las plazas. Es el momento ideal porque no hay personas y circulan pocos automóviles. En ese ínterin, cuando llegan las primeras palomas y sus pichones, arremete contra ellos. 

Es el festín del carancho porteño. Palomas distraídas y residuos comestibles a las seis de la mañana. Cuando comienza el movimiento de la ciudad, vuelve a las copas de los árboles y terrazas a tomar sol, volar y descansar. No es ave de presa pero no tiene problema en actuar como tal cuando le da la gana. También se lo ve después de las tormentas en las que mueren los pájaros más débiles, ahí aparece el carancho oportunista aprovechando la desgracia ajena. 

Los caranchos forman parte de la cultura criolla. Es el pajarraco argentino por excelencia. En la literatura gauchesca se los menciona en varias oportunidades. Recordamos a Rudecindo el Carancho, uno de los seudónimos que utilizaba el poeta Hilario Ascasubi (1807 – 1875) en sus escritos. También se recuerda al gran federal don Vicente González (1791 – 1861) apodado el Carancho del Monte, amigo personal y mano derecha del gobernador Juan Manuel de Rosas.  

En estos últimos tiempos, la película Carancho (2010) con Ricardo Darín, cuyo protagonista es un abogado inescrupuloso que vive de las víctimas de los accidentes de tránsito. El carancho llega al lugar del accidente primero que todos para ofrecer sus servicios legales, gestiona las indemnizaciones de las víctimas y se queda con una parte del dinero. Luego paga comisiones a los policías y paramédicos que participan en la tramoya. El carancho interpretado por Darín tiene la personalidad del ave rapaz.

Un viejo dicho de campo dice: «Bicho feo, carancho asao, tirate al río si estás mamao». Aunque cuando se lo conoce mejor, no es un mal tipo el carancho. Inclusive puede ser domesticado al igual que el chimango. MGB 7/10/2016.

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Publicado en Intereconomía el 27/6/2013.

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