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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de Joy: No es oro todo lo que reluce

Fue David O. Russell quien lanzó a Jennifer Lawrence al estrellato y fue él mismo quien la consagró como una de las estrellas más cotizadas de Hollywood. Cuatro años más tarde desde El lado bueno de las cosas, el cineasta confía en la actriz todo el peso de su nueva película, Joy: El nombre del éxito, un trabajo brillante en su envoltorio pero con notables lagunas en el fondo, concebido sin disimulo para el lucimiento de Lawrence.

Y es cierto que Jennifer Lawrence triunfa en el papel de Joy Mangano, inventora de la ‘mopa mágica’ en la teletienda estadounidense, con una sólida interpretación que sostiene toda una película con vaivenes, a medio camino de convertirse en un trabajo abiertamente satisfactorio. La actriz es el pilar de Joy, la historia real de un ama de casa que triunfó en la teletienda de los años años 90 y construyó un imperio de productos del hogar superando las dudas sobre su talento.

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En el ya clásico tándem de David O. Russell no falta su actor de referencia, Bradley Cooper, a pesar de que su presencia quede drásticamente reducida ante la omnipresencia de Lawrence. La pareja, no obstante, sigue funcionando en pantalla con una química que pocos actores consiguen transmitir, y prueba de ello son las interesantes escenas que ambos comparten en Joy. También está presente Robert de Niro en un papel tan repetido como desperdiciado, al que se le da juego en diversas ocasiones como una caricatura pero del que queda la sensación de haber quedado desaprovechado.

Al margen del interés que pueda suscitar la historia real de Joy Mangano, Russell no ha sabido profundizar en las tramas secundarias ni apenas decantarse por un género de cine para su película. Supeditándolo todo al brillo de Lawrence, el cineasta consigue de ella una interpretación pensada para que consiga su segunda estatuilla dorada, pero se estampa contra las expectativas sin saber, ni él mismo, si lo que ha rodado es una comedia, un melodrama o un telefilme de sobremesa.

La intención es, en cualquier caso, realizar un relato de la lucha de una mujer de origen humilde contra cualquier obstáculo y, por qué no, volver a reunir a sus actores de referencia en pantalla. Con la invención de la mopa mágica como excusa, el trabajo de Russell es un alegato amable y sólo correcto a favor de la mujer de negocios y, aunque sin ser superior a sus obras previas, logra entretener y empatizar por el tirón de Lawrence.

Puntuación: 3,5/5

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