Sí, los casos de maltrato masculino son una minoría si los comparamos con los casos de maltrato femenino. ¿Pero son los hombres maltratados víctimas de segunda categoría por pertenecer a un colectivo minoritario? ¿Puede la justicia permitirse el lujo de tratar diferente a dos víctimas del mismo crimen?
Cuando se habla de las causas del maltrato los factores culturales suelen ser los primeros. Y es cierto, muchas sociedades son machistas; tratan a la mujer como parte del hogar y en su labor de cuidadora de los hijos. Y sí, suele existir un desbalance entre ambos géneros. Pero cuando atendemos a los casos de maltrato vemos que en realidad se deben a desbalances en el equilibrio de poder dentro de la parejas. Es decir, que alguien domina al otro de una forma desmedida.
La dominación puede ser sutil y va escalando en grados hasta que llega al maltrato físico. Suele comenzar con la restricción de libertades: saber en qué sitio se encuentra en cada momento la víctima, con quien y qué hace. Puede evolucionar a sitios estadios de restricción de esta libertad, como impedir ver a amigos o familiares hasta conseguir un aislamiento efectivo. Suele suceder a continuación el llamado como maltrato psicológico, en donde se mina la propia autoestima y, finalmente, el maltrato física una vez que la víctima se encuentra alienada.
En cualquier punto del proceso, se está sufriendo maltrato. Y no es algo que entiende de géneros, si no de balances de poder. Si, afecta más a mujeres, pero un hombre puede pasar por las mismas fases, sufrir los mismos. ¿Es menos víctima si pasa por exactamente el mismo proceso? ¿La agresora es menos culpable porque su víctima fue hombre? En Patón y Asociados no lo aceptamos. Sabemos que la ley es injusta, pero seguimos ofreciendo una de las mejores defensas legales en materia de maltrato masculino y tratamos de que la realidad judicial cambie. El agravante de género desprotege a un grupo vulnerable, minoritario si, pero igual de víctima que el resto.