«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Éxito de las medidas del Gobierno polaco: 20.000 nacimientos más en 2017

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki

El pasado año nacieron en el país polaco 400.000 niños; esto es, 20.000 más que en 2016 y 33.000 más que en 2015


La Europa hodierna se divide en dos grupos de naciones: aquéllas que se han percatado de la necesidad de revertir la actual tendencia demográfica y aquéllas que, por el contrario, prefieren ignorar la cuestión, como si no fuese acuciante. Entre el primer grupo de naciones, se halla Polonia, cuyo Gobierno – integrado por miembros del partido Ley y Justicia – ha adoptado una serie de medidas (ya resumidas en La Gaceta) encaminadas a fomentar la natalidad.
En el año 2016, el Ejecutivo polaco aprobó un plan de ayudas a las familias con más de un hijo; plan, denominado 500+, por el que las familias han comenzado a recibir una cantidad de 500 zlotys libres de impuestos por cada segundo y posterior hijo hasta que éstos cumplan los 18 años. Por poner un ejemplo, el Estado ofrece a los matrimonios con dos vástagos una contribución nada despreciable de 6.000 zlotys anuales.
En el caso de las familias con menos recursos – aquéllas cuyos ingresos no superan los 800 zlotys anuales -, también se asigna esta ayuda al primer vástago. Con ello, el Gobierno polaco pretende, por un lado, fomentar la cohesión social y, por otro lado, incentivar la natalidad entre las clases más desfavorecidas (impidiendo, así, que tener hijos se torne en un lujo burgués).

Medidas fructíferas

Tal y como ya manifestó el Gobierno conservador de Ley y Justicia en 2016, el propósito del plan 500 + es doble: por un lado, ayudar a las familias con más de un hijo o a las más desfavorecidas económicamente; y, por otro lado, incentivar la natalidad, que se antoja algo indispensable para revertir esa ominosa tendencia que conduce al pueblo polaco al envejecimiento general.
Por el momento, estas medidas han sido sobremanera fructíferas. Así, el pasado año nacieron en Polonia 400.000 niños; esto es, 20.000 más que en 2016 y 33.000 más que en 2015. Ello da lugar a una esperanza a la que no pueden confiarse otros países europeos que, atenazados por el hedonismo, ven impertérritos cómo sus sociedades se transforman progresivamente en geriátricos.

Oposición y críticas

Si algo revelan estos buenos datos, es que las críticas de la oposición polaca – especialmente de la liberal – estaban infundadas: ni es una medida populista ni pretende comprar votos. Al contrario, se trata de una respuesta lógica al drama del invierno demográfico, que amenaza con transformar radicalmente la composición de las sociedades europeas.
Si comparamos el caso polaco con el español, habremos de llegar a una insoslayable conclusión: que la clase política del país centroeuropeo tiene sentido de Estado (y toma decisiones a largo plazo) y que la élite gobernante del país mediterráneo no piensa sino en términos electoralistas, buscando arañar un puñado de votos en las siguientes elecciones. Así, mientras que en España el número de nacimientos no hace sino bajar año tras año, en Polonia, la tendencia se ha revertido. Y lo ha hecho gracias a las decisiones de unos políticos que anhelan el bien de su patria.

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