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Si la religión debe quedar encadenada en el Ć”mbito de lo privado porque entre las personas hay discrepancias sobre el culto verdadero y entonces surgen discordias… Āæpor quĆ© no tambiĆ©n la polĆtica debe quedar encadenada en el Ć”mbito de lo privado al haber entre las personas discrepancias sobre la ideologĆa buena y emergentes discordias por este motivo?Ā
Igual de absurdo resulta lo uno que lo otro, siendo igual de absurdos tanto los laicistas como los anarquistas, que ademĆ”s no prescinden de la polĆtica ni la religión, pues ambos tambiĆ©n representan una forma de religión y de polĆtica: un ateĆsmo y un antiestatismo que en su negación lleva la fuerza positiva de la imposición de lo antinatural.
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