No podemos olvidar -y no debemos olvidarlo- el asombro del presidente del Gobierno tras la enésima violación de la ley por parte del gobierno golpista catalán. Fue el pasado 6 de septiembre, cuando el Parlamento autonómico, convirtiendo la Constitución en papel para reciclar, aprobó -por decir algo- las leyes de referéndum y transitoriedad. ‘Nadie podía imaginarlo’, decía el presidente Rajoy. Ya entonces recordamos que, quizá el presidente no, pero muchos españoles sí imaginábamos que esto podía pasar. Y no porque fuéramos o seamos más listos que Mariano Rajoy. Es porque no nos tomamos a broma los mensajes, las amenazas, de separatistas como Pilar Rahola , a la que rescatamos hoy del baúl de los recuerdos: “Si no hay sangre, los conflictos internacionales interesan poco”, mantenía Rahola, que anunciaba ya entonces que los independentistas “obligarían a Europa a negociar la ruptura y el posterior reconocimiento” de una Cataluña independiente. Fue el 1 de diciembre de 2015. Rajoy ha tenido más de dos años para hacerse a la idea, pero entre partidos y puros, quizá prefirió pensar que iban de farol.
La pinza antisistema
Y seguimos analizando lo que ocurre en Cataluña. Fijándonos ahora en sus actores principales: “Sabemos por viejas grabaciones que al líder de Podemos el himno de su país le parece una ‘cutre pachanga fachosa’, y la bandera, un trapo ‘monárquico y postfranquista’. Sabemos que Pablo Iglesias no puede siquiera ‘pronunciar el nombre de España’. Y que le ‘revienta’ el nacionalismo español ‘mucho más que el vasco o el catalán’. No es una actitud exclusiva de Iglesias, la comparte una parte mayoritaria de la izquierda radical, que concibe su país como una suerte de cárcel de pueblos, un error de la historia, el franquismo perpetuo”. Sabemos todo eso de Iglesias y sabemos que, por eso, azuza el conflicto en las calles, porque ha encontrado en el separatismo al compañero perfecto para su objetivo último: dinamitar el régimen del 78. ¿Saben que es lo peor? Que eso también lo saben en La Moncloa y que eso, a La Moncloa, le encanta. Porque tener un enemigo al que señalar para convencer al electorado descontento es, hoy, la mejor y casi única estrategia electoral de Mariano Rajoy.
12-O en Barcelona
Mientras el golpe avanza y a la espera de lo que ocurra esta tarde en el Parlamento catalán, la sociedad civil continúa demostrando toda la firmeza y valentía que le falta al Ejecutivo. Nos hacemos hoy eco de la iniciativa de los jóvenes de España Generosa. Con mucho esfuerzo han conseguido fletar autobuses para viajar desde Madrid a Barcelona para unirse a la manifestación en la Plaza de Cataluña. “Un año más, y con el agravante que supone todo lo que está sucediendo en Cataluña, nos vemos en la obligación moral de asistir a apoyar la manifestación”, dice la asociación. El autobús saldrá a las 22:30h del miércoles y regresará a las 17h del día 12.
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