«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El liberalismo es el peor pecado de todos

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El liberalismo, tras el cual está el naturalismo, -ambos condenados por la Iglesia-, confunde de manera recurrente el hecho con el derecho, y los plantea en los mismos términos, esto es, el hecho es el derecho mismo.

Pongamos dos ejemplos en el plano abstracto y dos en el plano concreto: Como yo «puedo» equivocarme, yo tengo «derecho» a equivocarme. Como yo «puedo» obrar mal, yo tengo «derecho» a obrar mal. Esto quiere decir que, si equivocadamente creo que una religión falsa es la buena, tengo derecho a poderla profesar, o, si puedo fornicar con persona no casada, tengo el derecho a fornicar con persona no casa. De este profundo error salen todas sus terribles consecuencias: legalización de la libertad religiosa, legalización de la prostitución, legalización de la usura, despenalización del adulterio, despenalización del aborto, y así una enorme lista de «derechos» al mal, por el simple hecho de su «poder» hacerlo, o lo que es lo mismo, la voluntad emancipada de Dios, o lo que es lo mismo, la implantación social del pecado original como eje de todas las decisiones económicas, legislativas, políticas, etc. 

SEÑORES, EL LIBERALISMO ES PECADO, EL PEOR DE TODOS, EL ORIGINAL IMPLANTANDO EN EL ORDEN SOCIAL COMO PRINCIPIO.

 

No seamos nosotros herejes o ateos y rechacemos como católicos el liberalismo.

«Si piensan los gobernantes que les es lícito y que pueden dar preceptos contrarios a la religión verdadera, son herejes o ciertamente ateos»

Padre Francisco Suárez S.I. Escuela Hispánica.

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