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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Llanto por la decadencia del aniversario de La México

Lamentablemente, la corrida aniversario de La Monumental de México ya no es lo que era.

Aunque por la crisis llevo dos años sin asistir a la que ha sido una de las corridas más emblemáticas del mundo junto a la del día de San José en Valencia – por cierto vaya cartelón que ha preparado Simón Casas para el final de las próximas Fallas (8 toros de Garcigrande para Ponce, Morante, El Juli y Manzanares) -, la del Domingo de Resurrección en Sevilla, la de La Beneficencia en Madrid y la Goyesca de Ronda, desde que se celebró la del cincuentenario de la Monumental, nunca falté. O sea, asistí a casi todas. Enrique Ponce fue quien más veces actuó en esta corrida y creo que el que más veces triunfó aunque en las últimas que compareció no tuvo suerte y el que había sido consentido mayor de La México, empezó a dejar de serlo. En parte por lo mal presentado del ganado, en parte por la enemiga de algunos sectores del público que comenzó Enrique a padecer. Pero, bueno, lo importante es poder decir aquello de “qué bonito fue mientras duró″.

Frase que podríamos aplicar también al acontecimiento en sí mismo por la progresiva decadencia en que parece estar sumido hasta el punto de no contar con la presencia de tantos españoles que fuimos fieles a la cita. Y eso ¿por qué? Pues porque, aparte las que toreó Ponce, también debemos recordar las más grandes de El Juli así como las también gloriosas aunque en menor número de José María Manzanares y Miguel Ángel Perera, sin contar las del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza que ayer se fue de vacío como también sus dos colegas aztecas, Joselito Adame y El Payo, en tarde de casi lleno, sí, como suele ocurrir este día, pero con muy pocos momentos de celebración. Lo cierto es que aquellas maravillas de casi segura infalibilidad triunfal dieron paso a festejos sin apenas contenido ni esperanzas. Y esto es lo que no debería ocurrir en esta corrida que fue, además de emblemática, uno de los más grandes espectáculos que hayamos podido gozar en nuestra larga vida de aficionados.

No hay que engañarse. Los espadas aztecas que también han venido participando y algunos como sobre todos, Zotoluco, con repetidos éxitos, no hubieran tenido la fuerza suficiente para convertir los aniversarios en sucesivos acontecimientos. Que lo fueron gracias precisamente a las figuras españolas citadas y, muy especialmente, Enrique Ponce, que fue el principal imán sobre el que basculó el éxito indiscutible con repercusión mundial de esta corrida y el motor de la recuperación de La Monumental, casi abandonada al albur de muy poquitos festejos con verdadero atractivo.

Creo que merecería la pena que entre todos, los de allá y los de acá, hiciéramos un esfuerzo para volver a recuperar el gran brillo que este festejo tuvo y debería seguir teniéndolo. Amén, que quiere decir así sea.

 

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