«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los analgésicos provocan más muertes que los opiáceos

/p>

El presidente del XII Congreso de la Sociedad Española del Dolor (SED), Jerónimo Herrera, ha criticado, la venta libre, e incluso con publicidad televisiva, de analgésicos antiinflamatorios cuyo consumo inadecuado «produce más muertes por hemorragias e infartos que los opiáceos».

Una de las preocupaciones de las sociedades científicas es que hay anuncios, incluso en televisión, de antiinflamatorios, que como ha explicado el doctor Herrera «suponen una de las causas mayores de muerte», pero a pesar de las consecuencias «se permite su consumo exagerado, sin un control adecuado en una venta libre de antiinflamatorios que producen una cantidad de muertes terrible, por hemorragias digestivas, infartos o problemas renales y que se permite que la gente los compre», ha añadido.

Jerónimo Herrera, considerado uno de los anestesiólogos especializados en el dolor más eminentes de España, preside esta semana en Sevilla el XIII Congreso Iberoamericano del Dolor, evento al que asistirán más de mil especialistas y en el que se analizarán, entre otros asuntos, los nuevos derivados de la morfina que mantienen su poder analgésico y reducen su dependencia. El presidente del congreso ha recordado que en algunas sociedades avanzadas, como la estadounidense, se ha reforzado el control de la prescripción de opiáceos para afrontar problemas de adicción y de tolerancia, y se media para que se implante en España no sólo para estos fármacos sino también para antiinflamatorios de libre venta.

También ha defendido una mayor y mejor formación sobre el dolor pues, pese a ser el primer síntoma de consulta al médico, carece de una asignatura específica en la carrera de Medicina y no existe como rotación para el médico residente ni de formación tras el posgrado, ha afirmado que existe «un déficit de formación y muchos médicos desconocen las terapias adecuadas para cada tipo de dolor», aunque piden que «haya una especialidad pero sí que determinadas especialidades se capaciten y se subespecialicen en el tema del dolor», ha sentenciado. Según las últimas estadísticas, el 82 % de las demandas médicas por dolor se atienden en Atención Primaria; un 15 % por el especialista y sólo el 3 % restante en las unidades del dolor que aún no existen en todas las provincias españolas, pese a las recomendaciones de los anestesiólogos.

En la actualidad, el dolor crónico -aquel que dura más de tres meses- afecta a un 11,5 % de la población española– y sus causas predominantes son las patologías lumbar y de rodilla por lo que esta enfermedad crecerá de forma exponencial por el envejecimiento de la población. Por esta razón, el doctor Herrera ha valorado la importancia de las unidades del dolor y ha reivindicado que exista una por provincia, algo que actualmente no existe.

Jerónimo Herrera ha advertido del grave impacto que supone esta patología en la vida del paciente y en su entorno familiar y socioeconómico, puesto que a un 28 % de estos pacientes se les certifica una incapacidad laboral total. El doctor considera que la crisis ha tenido un efecto notable en estos pacientes porque muchos de ellos siguen trabajando pese a soportar un dolor crónico por miedo a perder su empleo y otros han dejado de tomar su medicación por no tener medios para pagarla, «algo que no había visto hasta ahora en mi consulta», ha confesado el doctor, jefe de Anestesiología del Hospital de Valme de Sevilla desde 1985.

El dolor «es siempre individual», según el doctor Herrera, y su medición «se basa en métodos subjetivos»; también presenta un «importante componente emocional y no sólo físico» que recomienda que se aborde de forma multidisciplinaria y con una presencia «fundamental» del psicólogo-psiquiatra, pues la mayoría de los pacientes también sufren ansiedad y depresión. Incluso ha abogado por que los equipos multidisciplinares de las unidades del dolor incluyan a un religioso cuando se atienda a pacientes creyentes. 

Herrera, considera que «el dintel» del dolor es mucho más bajo en las sociedades desarrolladas que en el tercer mundo, donde se soportan mayores niveles de dolor. También hay que diferenciar el dolor agudo, un síntoma que avisa de algún problema médico, como el dolor de estómago en caso de apendicitis, del dolor crónico que no es un síntoma sino una enfermedad que, ha destacado, conviene abordar con tratamientos individualizados que aporten al paciente «la mejor calidad de vida posible». 

TEMAS |
.
Fondo newsletter