De acuerdo con las pautas presentadas por la Sociedad de Pediatría, es ‘normal y saludable’ que los niños – incluso a los dos años – ‘asuman otras identidades de género en momentos diferentes (a veces incluso una vez al mes)’
Uno de los principales rasgos de nuestra época es la supeditación de la realidad a la voluntad humana. En ello consiste precisamente la ideología de género, que rechaza la existencia de los sexos biológicos (hombre y mujer) y asegura que la identidad sexual (género) es fruto de una elección, de una construcción de carácter psico-social. De este modo, no habría ni hombres ni mujeres por naturaleza, sino individuos llamados a elegir su género.
Lo peor de todo, sin embargo, es que la ideología de género atrapa con sus tentáculos a los niños, a quienes que intoxica con sus deletéreas teorías. Para percatarse de esto, basta con echar un vistazo a la realidad de países como Canadá, donde la Sociedad de Pediatras ha publicado un conjunto de pautas sobre la transexualidad entre los menores.
El presidente de la agrupación, Mike Dickinson, se ha afanado en explicar el motivo de la publicación de las pautas, que están trufadas de preceptos de la ideología de género: ‘Cada vez con mayor frecuencia los padres nos preguntan cuándo y cómo se desarrolla la identidad sexual en los niños, cuál es la conducta habitual y qué deben esperar a determinadas edades. Los pediatras están bien posicionados y ayudan a los padres a promover en sus hijos un desarrollo de género sano’, ha señalado Dickinson.
De acuerdo con las pautas presentadas por la Sociedad de Pediatría, es ‘normal y saludable’ que los niños – incluso a los dos años – ‘asuman otras identidades de género en momentos diferentes (a veces incluso una vez al mes)’.
En este sentido, los pediatras, que abrazan la anticientífica ideología de género, impelen a los progenitores a acompañar a sus hijos y a educarlos renunciando al tradicional (y natural) esquema hombre-mujer: ‘Precisamente por el hecho de que la identidad de género puede cambiar, especialmente durante la pubertad, las familias deben ser compelidas a mantener las opciones abiertas para los niños’.
El género y los niños
El documento de los pediatras – cuyo telón de fondo no es la medicina, sino la ideología – define ‘identidad de género’ como ‘el conocimiento que uno tiene de uno mismo’ y describe la disforia de género como un desequilibrio causado por la diferencia entre el sexo ‘asignado’ (o sea, el biológico) y entre el género real.
El lobby LGTB canadiense ha acogido con alborozo las pautas publicadas por los pediatras. Así, la co-fundadora y vicepresidente de ‘Gender Creative Kids Canadá’, Annie Pullen Sansfacon, ha elogiado la actitud de los médicos: ‘Que unos profesionales como los pediatras publiquen un comunicado como el que han publicado ayuda mucho’.
En cualquier caso, hay quienes aún preservan la cordura y defienden la primacía de la realidad sobre la voluntad. Es el caso de la presidente del Colegio de Pediatras Americanos, Michelle Cretella: ‘Cooperar con la fantasía o desilusión de un niño de estar atrapado temporalmente en el cuerpo erróneo se convierte en silencia temporalmente el impacto de importantes problemas emocionales y psicológicos subyacentes que en última instancia están causando la disforia de género’.