«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cómo proteger los muebles de las garras de tu gato

La atracción que sienten los gatos por los sillones recién comprados es directamente proporcional a las ganas que te entran de estrangularlos cuando clavan sus uñas en ellos.
Los gatos necesitan afilar sus uñas constantemente. En realidad más que afilarlas, lo que necesitan es desgastarlas a medida que van creciendo. Y para ello, ¿qué mejor que tus bonitos muebles?.
Hay que pensar que las uñas son un elemento fundamental en su vida y las utilizan para casi cualquier actividad (como defensa, para escalar, para rascarse, para marcar, jugar…), así que es lógico que necesiten un cuidado constante, aunque eso signifique sacarte de quicio.
Pero podemos minimizar los daños si tomamos una serie de precauciones:

Accesorios disuasorios
Si tu sillón es nuevo, te aconsejo que durante un tiempo utilices algún elemento que impida que el gato pueda dañar su tapicería.
Tienes desde sprays repelentes (de una eficacia discutible), hasta pequeños rascadores para colocar en las esquinas del sillón.
O un producto que desgraciadamente yo no conocí a tiempo: Sticky Paws. Es una cinta adhesiva transparente que puedes colocar pegada en cualquier mueble (incluidos los sillones) con un tacto desagradable para el gato. Y podrás quitarla fácilmente cuando el gato pierda interés por el mueble.

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Corte de uñas
Si unos de los principales propósitos del gato cuando afila sus uñas en tus muebles es el de limárselas, cortándoselas periódicamente solucionarás en parte el problema.
Aunque parezca una tarea imposible, cortarle las uñas a un gato es algo bastante sencillo y solo necesitarás algo de práctica y un poco de paciencia al principio, hasta que tu gato se habitúe.
Basta con apretar un poquito la mano del gato para que saque sus uñas retráctiles. Pero hazlo en un lugar bien iluminado para evitar llegar a las terminaciones nerviosas y hacerle daño (se ve claramente a simple vista). Hay tijeras especiales adecuadas para esta tarea.
He de reconocer que no es algo que practique con mis gatos, pero en mi defensa tengo que decir que son muchos y no daría abasto. Se lo dejo a mis veterinarios cuando nos toca visita.
Nunca extirpes las uñas de tu gato. La desungulación, que así se llama, es una operación quirúrgica que mutila al gato amputándole la última falange de cada dedo. Yo desconfiaría de cualquier veterinario que me lo sugiriese. Las consecuencias son muy graves para el gato y con razón está prohibido en muchos sitios.

Rascadores
mprescindibles en cualquier casa con gato. Por mucho que le cortes las uñas, si no le ofreces ninguna alternativa, acabará usando el sillón o la alfombra. Lo necesita.
Las columnas de un rascador, generalmente de sisal, están diseñadas especialmente para que el gato pueda afilar las uñas en ellas.
Creo que cuantos más rascadores puedas poner en tu casa, mejor. Es verdad que los rascadores pueden ocupar mucho espacio y no son precisamente bonitos, pero con un poco de imaginación y maña puedes conseguir uno que satisfaga las necesidades de tu gato.
Nosotros hemos fabricado uno de 260cm de altura uniendo postes de sisal de repuesto (en la foto de la derecha). Con ello hemos conseguido que, además de afilarse las uñas, hagan ejercicio escalando la columna como si de un árbol se tratase.
Como ya he dicho, no solemos cortar las uñas a nuestros gatos, pero con los rascadores hemos evitado que usen nuestros sillones para otra cosa que no sea dormir. Siempre hay alguno que se despista alguna vez, pero en fin…

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