Vamos a los hechos: el expresidente de la Generalitat y un abanderado del secesionismo catalán, el que designó a Mas como su discípulo y sucesor, resulta que durante muchos años ha dispuesto de cuentas opacas en paraísos fiscales. Un hecho: mientras esto sucedía, en varias ocasiones anatematizada a algunas personas como culpables de corrupción por diversos sistemas y mecanismos. Un hecho: desde la plataforma de la Generalitat, no solo acusaba a España de robar a Cataluña, sino que, además, comentaba el expolio que a las cuentas de Cataluña le suponía contribuir a la solidaridad de otras regiones de España. Hay mas hechos. Pero no son necesarios. Cuando tres hechos son suficientemente poderosos como para catalogar una conducta, la insistencia acaba asiendo de mal gusto porque solo consigue adicionales heridas de la sensibilidad del lector. La conducta del líder del independentismo catalán es mas que bochornosa. Por algo los antiguos inventaron aquello de conducta incalificable, precisamente para calificar estas conductas.
Pero seamos serios. ¿Es acaso el único miembro de la clase política en tener cuentas en Suiza o donde sea sin declarar? ¿Es acaso el único miembro del Sistema en disponer de fondos no declarados al Fisco español? ¿Es acaso el único en obtener ingresos no declarados? ¿Hay diferencia entre dinero negro captado a través de los partidos y dinero negro escondido en Suiza? ¿La localización física de la fortuna oculta es un plus conductual o es sencillamente el refugio ordinario para este tipo de comportamientos? Los que supuestamente cobraron en dinero negro del PP o del PSOE, en el caso de ser eso cierto, ¿se diferencian mucho del que ahora confiesa esa fortuna oculta? ¿La cantidad y la localización física son así elementos del razonamiento hegeliano de que la cantidad en un límite se convierte en calidad?.
El cinismo de la clase política en su conjunto es lo mas lacerante. Que haya defraudado a Hacienda, es lo que es. Pero que instalado en el fraude se dedicara a anatematizar a sujetos privados, es lo inconcebible. Que con ese fermento financiero se proclame valedor máximo de la fantasmal usurpación del inexistente derecho histórico de Cataluña frente a España, es lo intolerable.
Pero no nos engañemos. Han medido bien el paso. El destrozo emocional en Cataluña es tan grave, tan profundo, tan intenso, que los independentistas van a mirar para otro lado. En Andalucía, cuando se descubriría que un socialista robaba, algunos incondicionales solo acertaban a decir sin cortarse un pelo: pues sí, pero es que ahora nos toca a nosotros, porque ellos, la derecha, ellos llevan siglos robando. Pues los incondicionales del secesionismo catalán seguirán esta regla: nada tiene que ver tener una cuenta en Suiza o donde sea por una herencia no declarada con el derecho a decidir y con la soberanía histórica de Cataluña. Cuando no se quiere ver ni razonar ni se mira ni se argumenta.
Dice Mas, el sucesor, que es una cuestión personal. En efecto: todo lo referente al secesionismo catalán es una cuestión personal. Se trata de restaurar los viejos señoríos abolidos por los liberales del XIX contra la voluntad del Rey, felón donde los haya. En una Cataluña independiente, con una Hacienda controlada, ¿acaso habría sido necesaria una declaración de este porte? Pues eso, señores, eso.