En el marco de las emociones, el separatismo va ganando por goleada.
13 de septiembre. Quedan poco más de 15 días para el día D, hora H. El desafío de los separatistas avanza entre una apabullante marea de incidentes de ejecución de sentencia, eslóganes políticos y… atención, algunos datos económicos: “La secesión catalana conllevaría un impacto económico muy superior al del Brexit. El ‘Calexit’ sería el hundimiento del consumo privado y de las exportaciones y conllevaría la salida automática del mercado comunitario”. Las reflexiones son de un estudio de ING titulado ‘Cataluña, el precio de ser soltera’ . Y a ver si así. A ver si por la cuestión monetaria -daremos la razón al estratega de Clinton James Carville con su ‘es la economía, estúpido’-, quienes están empeñados en dejar de ser España se convencen de lo contrario. Porque, reconozcámoslo, en el marco de las emociones, de la capacidad para incendiar los corazones de los seguidores de su causa (incluso a costa de mentiras), el separatismo va ganando por goleada.
Vean, si no, la reacción del cónsul francés ante la ofensa de los jóvenes de Arran a su bandera: “No puedo aceptar que quemen la bandera”, dijo, evidenciando una sentimiento patriótico y un pundonor mucho mayor que el de los políticos de Madrid que vieron, igual que el resto de los españoles, arder a la enseña nacional sin apenas inmutarse.
El Estado de la Unión
El desafío es enorme; como lo es de la Unión Europea, que se enfrenta este miércoles a su particular debate sobre el estado de la nación (de la Unión, en este caso) con retos como el desafío migratorio y la seguridad de las fronteras por delante. Su reto, como el de España, al fin y al cabo, es ser capaces de convencer a los ciudadanos de que hay algo, más allá de la economía, por lo que merece la pena luchar.
Les contaremos lo que dé de sí ese debate; también el de la sesión de control al Gobierno y, cómo no, las novedades que nos depare el separatismo.
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