Dña. Susana Tomás Miñana, miembro de Saluspot y especialista en fisioterapia en la Clínica J.J. Boscà, explica que cuando un deportista novato se pone a practicar deporte sin preparación previa hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Esqueleto: es una estructura básica con la que actúan los músculos.
El sistema cardiovascular suministra nutrientes a las diversas células y elimina los productos de deshecho., además junto al aparato respiratorio se encarga de proporcionar oxígeno a las células y eliminar el dióxido de carbono.
El sistema intertegumentario (piel) ayuda a mantener la temperatura corporal permitiendo el intercambio entre el cuerpo y el ambiente.
El aparato urinario ayuda a mantener el equilibrio de fluidos y electrólitos además de facilitar la regulación a largo plazo de la tensión arterial.
El sistema nervioso y endocrino se coordinan y dirigen toda esta actividad para satisfacer las necesidades del cuerpo.
La adaptación a la nueva situación que tiene un deportista no entrenado sucede tanto a nivel celular como molecular, es decir: cuando hay una exigencia nueva las neuronas del cerebro, llamadas motoneuronas, conducen impulsos eléctricos por la médula espinal, liberan mensajeros químicos que salvan el espacio entre el nervio y el músculo excitando cada neurona un número de miocitos.
Éstas se extienden a lo largo de toda la fibra, una vez dentro activan los procesos de contracción (actina y miosina) además de un elaborado sistema de energía que aportan la fuente energética necesaria para realizar la contracción. Cuando no hay un entrenamiento previo esta fisiología que entendemos como fisiología del deporte se ve alterada, provocando lesiones inesperadas por falta de acondicionamiento físico.
La importancia reside en que hay que preparar el cuerpo para que tanto desde el punto vista biomecánico, anatómico, como fisiológico, no se vea alterado por malas adaptaciones, sobreuso (alteraciones posturales, mala ejecución del deporte o uso de material inadecuado).
Consejos para no sufrir lesiones
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Calentamiento: prepara al organismo para un mejor rendimiento físico, además aumenta la temperatura corporal de manera progresiva, produce oxigenación de los músculos previo al entrenamiento, aumenta el rendimiento muscular, lo cual produce una mayor capacidad y fuerza muscular, además de favorecer un estiramiento muscular y tendinoso progresivo.
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Vuelta a la calma: se adecuara al ejercicio que realice cada deportista, se realizará de manera progresiva, por lo que esto evitará lesiones, síncopes y además facilitará la recuperación tras el esfuerzo.
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Preparación física: se debe analizar las demandas del deporte y en base de esto realizar un esquema de entrenamiento, la intensidad, y la carga debe ser adaptada de forma individual en función de la técnica y de la condición física de cada uno, por lo que recomendamos ir al fisioterapeuta y al técnico deportivo. Con esto se evitará las lesiones tanto musculares como tendinosas por desequilibrios musculares.
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Buena alimentación e hidratación: en función del ejercicio que se realice se deberá consumir un tipo de alimento u otro, puesto que la demanda de nuestro cuerpo y la recuperación dependerá en gran medida de la alimentación que tengamos.
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Revisiones médicas: se valora el estado de salud del paciente, el desarrollo biológico y la adaptación al deporte.
