Cuenta El Mundo abriendo su primera que ‘El Govern tenía listo el material del 1-O sin haberlo convocado’.
En pleno agosto dio la Generalitat orden a imprentas de confianza para imprimir todo el material de la votación, de modo que cuando se convocó el referéndum, el 7 de septiembre, todo estaba listo.
¿Cuánta gente tuvo que haber participado en esa operación? No una, ni dos, ni tres. Más que suficientes para que se pueda concluir que el Gobierno de Madrid fue incompetente o negligente, que no quiere o no puede. Ya no sé qué es peor.
Empiezo hoy por El Mundo porque, además de lo escandaloso de la noticia que cito, es la única cabecera que abre, precisamente, con una noticia y no con temores, esperanzas, corazonadas demoscópicas o brindis al sol.
Es primera en mis otros tres rotativos lo que es segunda en El Mundo, que lo da así: ‘El miedo al descalabro electroal del PP relanza las críticas contra Rajoy’. Se refiere, claro, a las críticas internas, un runrún constante que nunca pasa, cobarde, a un plante audaz o a una denuncia abierta.
En la foto, el líder parece estar bailando un apasionado tango con una señora de cierta edad en una sala de baile particularmente atestada.
En El País, la foto es de la detención de Igor ‘el Ruso’, pero abren con la no noticia de que ‘Ciudadanos y PSC acentúan su rivalidad en el fin de campaña’. Así dan una impresión doble que es doblemente falsa: que del enfrentamiento son ambos igualmente responsables, con idéntica cuota, y que entre el resto de los grupos reina la armonía.
No sé cuál de los dos es más falsa. Iceta ha repetido hasta la saciedad que ni harto de vino votará por la investidura de Arrimadas y que si no sale él mismo presidente de esta contienda, la alternativa es el diluvio, es decir, los secesionistas.
¿No queda un solo partido con una onza de responsabilidad en España? Esto es un inciso, un desahogo, ustedes perdonen.
El caso es que Iceta podría haber mandado su mensaje a los medios componiéndolo con letras recortadas y pegadas sobre el papel, como es común entre los chantajistas.
Al lado, la noticia: ‘Los nuevos contratados cobran menos que los recién jubilados’. Hace unos días nos enterábamos de que el último año, por primera vez, habían muerto más españoles de los que habían nacido. Unir ambas noticias y no concluir que estamos en curso de colisión con el desastre es ‘pensamiento Heidi’.
Hay un dato absolutamente esencial en cualquier sociedad y es la edad de formación de familia, cuando la media de la población tiene ya los recursos, la seguridad y la intención de empezar a tener hijos. No solo serán esos hijos quienes creen riqueza en el futuro y paguen las pensiones de sus mayores, sino que los adultos que han dado ese paso tienen una más fuerte implicación con la sociedad y mayores incentivos para producir.
Comprenderán que, con estos datos, todo el lío catalán me parezca casi una distracción, una anécdota. Cuando uno ve que nos vamos al guano, saber si nos precipitamos al abismo cogiditos de la mano o por separado parece un asunto menor.
En la portada de ABC, Pedro Sánchez, Mariano Rajoy y Albert Rivera saludando al respetable, bajo el titular ‘El Constitucionalismo se reivindica en Cataluña’. Uno no sabe bien qué está aquí más vacío de contenido específico, si el sujeto o el verbo. Me recuerda a esos momentos de agotamiento y agobio en la redacción, a 5 minutos del cierre, cuando solo queda por meter el pie de una foto de tema poco claro. Uno acaba poniendo a menudo cosas así de vagas.
Lo que alarma, comprensiblemente, a La Razón es el triste destino que las entrañas de los animales sacrificados auguran para los suyos. ‘Rajoy teme que un descalabro del PP afecte a sus alianzas en Madrid’.
Son esas las cosas que de verdad temen, que de verdad les importan. No el destino de Cataluña, no el destino de España, sino el suyo propio. Y no, no se hagan la ilusión de que son cosas del PP: es propio de esta panda de golfos que constituye la columna vertebral de los partidos.
La foto corresponde a Dolors Montserrat (ni buscando con un candil se encuentra un nombre más catalán), ministra de Sanidad, a la que entrevistan y una de cuyas declaraciones usan de titular: «Sin un PP fuerte no habrá un Govern constitucionalista en Cataluña». Como pueden ver, aquello de «después de mí, el diluvio» está muy extendido por toda la clase política.
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