La invasión de Ucrania está provocando que Europa reconozca, por fin, sus errores después de años de aplicación de políticas ambientales y globalistas que han condenado al continente a la dependencia energética.
Así, las naciones europeas se están viendo obligadas a retroceder en sus políticas ecologistas y reactivar antiguas fuentes de suministro de energía que, en el momento actual, son más necesarias que nunca.
De ellas, Alemania, el país que precisamente ha liderado el desmantelamiento de las centrales nucleares y eléctricas europeas, está reactivando ahora su industria de carbón para garantizar el suministro eléctrico.
Así, el gas fósil, considerado un combustible «de transición» en el camino hacia las energías renovables, ha recuperado su relevancia después de que Rusia invadiera Ucrania y se haya limitado el suministro de gas ruso a Europa.
“El carbón jugará un papel crucial”, dijo Olaf Lies, ministro de energía de Baja Sajonia. Como él, otros líderes políticos alemanes están reconociendo que la aplicación de la Agenda 2030 ha condenado a la nación a la dependencia energética.
“Sabemos, y tenemos que admitirlo, que, en los últimos 20 años, hemos maniobrado para depender cada vez más de las importaciones de energía fósil de Rusia”, dijo el vicecanciller Robert Habeck. “Todos los esfuerzos del gobierno federal, de hecho del país, están dirigidos a reducir esta dependencia lo más rápido posible”, agregó.
Eso implicará volver a encender las centrales eléctricas de carbón de Alemania. “Si queremos ser más independientes, tendremos que operar con carbón”, dijo Lies.