La Comisión Europea ha confirmado este miércoles que mantendrá la energía nuclear y el gas natural dentro de la clasificación de inversiones «verdes» porque las ve necesarias para la transición a energías limpias, una clasificación que mantiene a pesar del rechazo del Gobierno socialcomunista de España a su borrador inicial.
El Ejecutivo comunitario asume que ni el gas ni la energía nuclear son energías neutras a nivel climático, pero defiende su papel como «actividades de transición» para alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050, un concepto recogido en el segundo párrafo del proyecto presentado.
A partir de ahora se abre un periodo de cuatro meses, prorrogable dos más, tras el cual entrará en vigor salvo que lo tumbe una mayoría simple del Parlamento Europeo o una mayoría inversa de 20 países que sumen al menos el 65% de la población de la UE. Si bien Francia y Alemania respaldan el proyecto, España, Dinamarca y Luxemburgo se posicionan en contra.
En España, VOX lanzó el pasado mes de enero una ofensiva parlamentaria encaminada a garantizar la soberanía energética de España «tras décadas en que las decisiones de los distintos gobiernos de PP y PSOE han beneficiado a las energías renovables en detrimento de la energía nuclear».
Así, el portavoz de VOX en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Francisco José Contreras, explicó que las energías renovables tienen dos deficiencias estructurales: la intermitencia, «ya que solo funcionan cuando el sol brilla o el viento sopla, y no está resuelto el problema de su almacenamiento», y la baja densidad energética, «es decir, la baja cantidad de energía que se produce por unidad de combustible o por metro cuadrado de instalación».
En este sentido, recordó que se necesitan enormes extensiones de placas solares o turbinas eólicas para conseguir la misma cantidad de energía que produce una pequeña central nuclear y manifestó que el camino seguido por el Ejecutivo socialcomunista de Pedro Sánchez «pone en riesgo la propia economía nacional con medidas como la ley de cambio climático, que se caracteriza por su ineficacia y por imponer un modelo energético beligerante con las nucleares».