Tal y como advertimos en este espacio desde el 17 de enero pasado, Luiz Inácio Lula da Silva –ex presidente de Brasil y fundador del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla- viajó a México para reunirse el miércoles 2 de marzo con Andrés Manuel López Obrador, el presidente que inyecta lentamente el socialismo blando como régimen y articula las izquierdas continentales bajo un esquema de globalismo rojo.
“Pienso que López Obrador es un regalo que este país ha recibido. Un hombre como López Obrador no nace todos los días y menos llega a alcanzar la presidencia de la República. Y pueden estar seguros de que va a ser muy atacado”, opinó Lula.
AMLO por su parte, dijo durante su “Aló presidente” versión mexicana, la conferencia propagandística de cada día, este miércoles 2 de marzo, antes de la reunión: “Nosotros tenemos simpatía con Lula y sobre todo con lo que representa. El que no se persiga a dirigentes sociales, dirigentes políticos que luchan en favor del pueblo y que tienen que enfrentar a veces a grupos conservadores, a oligarquías”.
Luego el 3 de marzo AMLO comentó sobre su charla de varias horas con Lula, relacionada con la unificación continental:
“Pues eso es lo que estamos proponiendo al gobierno de Estados Unidos, el fortalecer toda la actividad productiva, comercial, en América del Norte en una primera etapa y luego en toda América. Ayer hablé de eso con Lula, de cómo pensar no sólo en el sueño bolivariano de la integración de América Latina, del Caribe, sino de la integración de América”
“Es un cambio de política. Se ve como algo muy difícil de lograr porque durante 200 años ha habido una política de falta de respeto hacia los países de América, y también de mucha desconfianza hacia países fuertes. Entonces, tenemos que buscar un acuerdo y, como sucedió en Europa, que primero fue Comunidad Europea, y luego la Unión Europea, lo mismo en América. Y tenemos mucho potencial para ser autosuficientes, para producir en América lo que consumimos en América, no depender de otras regiones del mundo. Tenemos fuerza de trabajo, tenemos tecnología, muchísimos recursos naturales, un mercado, una capacidad de consumo, que es la más importante del mundo si se integrara América. El ingreso per cápita, el ingreso por persona en América es superior al ingreso per cápita en Asia y en Europa”, prosiguió López.
Luego AMLO insistió en una idea que ya había venido manejando antes, en torno a apoyar a Estados Unidos, para crear un bloque que detuviera la ascendente hegemonía comercial de China. Sin embargo, hay que saber que justo el Brasil de Lula se convirtió en el primer socio comercial del Dragón Rojo en América Latina.
“Entonces, ¿por qué no la integración, con respeto a nuestras soberanías, llegar a un acuerdo? Primero, América del Norte, eso lo estamos planteando –siguió el presidente mexicano-. Además, es necesaria la integración, porque de lo contrario, ya lo vimos ayer, en lo productivo y en lo comercial va a seguir aumentando el rezago con relación a Asia y en especial con relación a China”, dijo.
“Eso no conviene, necesitamos mantener los equilibrios. Así como no estamos por guerras comerciales, tampoco podemos quedarnos con los brazos cruzados cuando hay un crecimiento desmedido de una región que se puede convertir en una amenaza de dominación. No queremos hegemonías ni en lo económico, ni en lo político, y mucho menos en lo bélico. Entonces, son importantes los equilibrios y eso es lo que estamos queriendo que se acepte en el caso de Estados Unidos, de Canadá y en toda América, de eso hablamos con Lula ayer”, remató.
También deslizó el presidente mexicano la idea de que Lula no sólo debía pensar en su posible próxima reelección, en octubre, sino más allá de eso, en crear condiciones geoestratégicas de equilibrio regional.
“Y va a requerir, de convencer a quienes tienen desconfianza sobre la actitud de intervención, de falta de respeto a las soberanías, y de convencer también a los que han sido hegemónicos de que ya no es el tiempo de antes, que ya no es el tiempo de los espías y de la promoción de los golpes de Estado, y de poner y quitar gobernantes a su antojo, o de los bloqueos, todo esto que se usaba en la Edad Media, ya no puede ser así”, señaló
“Tiene que llevarse a cabo un cambio, que es complejo, sí, pero para eso están los diplomáticos y los hombres de Estado, los hombres de nación, pero sí es necesario un replanteamiento. Y ayer hablábamos algo que es importante: no estar pensando… Yo creo una de las enseñanzas mayores del auge económico en China, es que ellos tienen una planeación de mediano y de largo plazo, y ayer hablábamos de eso, no pensar en la próxima elección, cómo ganamos en la próxima elección, no, pensar en la próxima generación, eso es lo más importante. Si no hay esa visión, se van a seguir generando desequilibrios en el mundo y no nos conviene”, consideró.
Lula da Silva tuiteó el 3 de marzo en el mismo sentido de las palabras de AMLO:
“Las grandes potencias deben entender que no queremos ser enemigos de nadie. No nos interesa a nosotros, ni al mundo, una nueva guerra fría que involucre a Estados Unidos, China o Rusia, arrastrando a todo el planeta a un conflicto que podría poner en peligro la supervivencia de la humanidad”.
En una agenda de varios días, Lula se reunió también con senadores del Movimiento Regeneración Nacional (Morena, el partido de izquierda fundado por AMLO), el Partido del Trabajo (PT, mexicano) y el Partido Encuentro Social (PES), cuyos integrantes sin reparos se convirtieron en porristas de su campaña a la presidencia, coreando: “¡Presidente, presidente!”.
No es sorprendente que Lula se haya podido pasear en el Senado como si nada, siendo un líder de ultraizquierda, y además que estuvo preso 19 meses por corrupción, cuando en septiembre de 2021, Santiago Abascal causó en cambio mucho revuelo e hizo llorar a la izquierda mexicana que hoy, claro, apoya a Lula.
En el senado mexicano, dominado por Morena, y en mucho bajo la tutela de Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la bancada de ese partido, no se recibe por igual a líderes de diversas tendencias políticas. Mientras que a Santiago Abascal se le criticó, a Lula se le da un recibimiento de jefe de Estado, con lo cual se impulsa su campaña a la presidencia, pero usando los recursos y la infraestructura oficial legislativa que pagan los mexicanos con sus impuestos.
Lo mismo para la Cámara de diputados, donde permitieron a Lula hablar en un evento de más de una hora, y en el que participó el líder nacional de Morena, Mario Delgado, miembro activo del Grupo de Puebla. Ahí Lula respaldó la reforma eléctrica de AMLO, diciendo que «sólo el Estado puede dar energía a los pobres».
Delgado opinó sobre Lula “que es importante que haya relación con este tipo de liderazgos para fortalecer el progresismo en América Latina”. Estuvieron presentes también los legisladores Ignacio Mier, Gerardo Fernández Noroña, y Sergio Gutiérrez Luna. También Gleisi Hoffman, presidenta del PT brasileño y Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y el Caribe.
Delgado también opinó sobre sobre la anulación del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil de las pruebas contra Lula da Silva en relación a la constructora Odebrecht, que se trató de “una cuestión que montó la extrema derecha en Brasil”. Interesante que en Morena nadie menciona que justo esa compañía en México es asociada a actos de corrupción, pero no de Morena, sino de ex funcionarios de otras administraciones y partidos.
Lula tuiteó también un reconocimiento a López Obrador “por sus esfuerzos para otorgar asilo político en México al periodista y activista Julian Assange, perseguido por divulgar documentos sobre las atrocidades cometidas durante las invasiones a Afganistán e Irak”.