«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
DESPLEGARÁ UNA MISIÓN DE OBSERVACIÓN ELECTORAL PARA LAS ELECCIONES

Borrell y la UE avalan la farsa electoral organizada por el chavismo en Venezuela

El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell.
El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell.

Es oficial. La Unión Europea (UE) ha decidido avalar el despliegue de una Misión de Observación Electoral (MOE) de cara a las elecciones regionales convocadas por el chavismo para el 21 de noviembre próximo.

El Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, ha hecho el anuncio afirmando que la iniciativa “puede ser una contribución importante para apoyar una solución pacífica y un camino hacia elecciones creíbles, inclusivas y transparentes” en una nación gobernada por el chavismo desde hace 22 años.

El envío de esta MOE europea sería el primero en 15 años. La última vez que la UE observó un proceso electoral venezolano fue en diciembre de 2006, cuando el propio Hugo Chávez resultó reelecto como Presidente al enfrentarse al opositor Manuel Rosales.

“Se llevará a cabo un proceso electoral sin precedentes, con la concurrencia de la mayoría de las fuerzas políticas por primera vez en los últimos años, para elegir a más de 3.000 representantes regionales y municipales en Venezuela (…) La MOE de la UE llevará a cabo una evaluación técnica independiente de todos los aspectos del proceso electoral y propondrá recomendaciones para mejorar las elecciones futuras”, ha indicado además Borrell al hacer público el despliegue de la Misión.

El político socialista ha eludido referirse a que fue en 2015 cuando la mayoría de los factores disidentes al chavismo se presentaron por última vez a unos comicios. Obviando olímpicamente el hecho de que, luego de las elecciones legislativas realizadas ese año, Nicolás Maduro y compañía decidieron desconocer a la mayoría obtenida por los partidos de oposición en el Parlamento, invalidando así todas las competencias de contraloría y elaboración de leyes del mismo y procediendo a gobernar sin ataduras en medio de un clima de represión y miseria generalizados.  

Más adelante el tirano venezolano persistió en la ruta de imponer su voluntad a contrapelo de las más elementales formas democráticas y, en 2018, fabricó una elección presidencial desconocida por la oposición y la comunidad internacional civilizada. Con ello Maduro cimentó su eventual estadía en el poder hasta 2024, cuando se realizarán comicios presidenciales de nueva cuenta.  

Se ha conocido que el despliegue de observación electoral será encabezado por la Europarlamentaria portuguesa Isabel Santos. La diputada, en funciones desde 2019, está adscrita al bloque de izquierdas del Parlamento Europeo, la llamada Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (APSD) y además milita dentro del Partido Socialista (PS) de Portugal.

El PS portugués tiene, por cierto, una estrechísima vinculación con el chavismo venezolano desde hace largo tiempo. Uno de sus máximos representantes, el ex Premier José Sócrates llegó a trabar una extraordinaria amistad con el propio Hugo Chávez. Relación que se tradujo -entre 2008 y 2011- en jugosos contratos para el político luso, que luego formarían parte de un escándalo que llevó incluso a Sócrates a ser perseguido por la justicia.

En su oportunidad el portal venezolano Armando.info reseñó parte del entramado que en 2014 causó la detención del ex Jefe de Gobierno portugués por diez meses, por delitos como el blanqueo de capitales. En la investigación figura evidencia de acuerdos comerciales suscritos entre Venezuela y Portugal para que este último ayudara al país caribeño en una amplia variedad de materias: desde la construcción de viviendas, pasando por la dotación de computadores a las escuelas, hasta llegar a la creación de fábricas de medicamentos. Muchos de estos proyectos nunca cristalizaron, pero en la Venezuela gobernada en medio de la petro-corrupción de Chávez el hecho pasó sin pena ni gloria.

Sócrates llegó a honrar su amistad con el tirano militar venezolano hasta la última hora, siendo parte del grupo de figuras internacionales que acudieron a sus exequias en Caracas en 2013. El político europeo además fungió durante ese mismo año como observador en la elección presidencial en la que Maduro  se impuso en un cuestionado proceso al opositor Henrique Capriles Radonski. La relación del socialismo portugués con el socialismo venezolano no nació ayer, ni es casual.  

Por su parte, la Diputada Santos ha asumido el encargo de Josep Borrell señalando que “Después de años de tensiones y polarización, las próximas elecciones son un posible paso importante para encontrar una solución pacífica y democrática a la crisis en Venezuela”

Declaración que se queda en el campo del wishful thinking o el de la inocencia fingida. Pues tanto ella como Borrell están conscientes de que Maduro ni se volverá más democrático a partir de este proceso (no hay ningún elemento de peso que lo obligue a ello), ni una elección en la que en teoría están en juego Gobernaciones de Estado y Alcaldes de Municipios va a provocar cambios profundos dentro de la crisis que vive Venezuela actualmente (causada fundamentalmente por la presencia de Maduro en la Presidencia y del chavismo en el manejo del poder central del Estado).

En cuanto a la “solución pacífica” solo basta mirar a la evidencia reciente y cómo el gobernante venezolano utilizó todo el poder de grupos armados tanto estatales como paraestatales para reprimir inmisericordemente manifestaciones masivas de calle en 2014, 2017 y 2019, dejando a su paso muerte y prisión para quienes se atrevieron a cuestionar su continuidad en el poder. Es por ello que la Corte Penal Internacional actualmente mantiene a Maduro bajo la lupa de un examen preliminar, a fin de determinar si él y su régimen terminaron incurriendo en violaciones de Derechos Humanos que puedan ser consideradas como delitos de lesa humanidad.

No parecía haber elementos lógicos para que la UE enviase una representación a observar el proceso venezolano: el hostigamiento a la oposición ha seguido, con silenciador, pero ha seguido; el sistema electoral aún alberga los mismos agujeros negros de años anteriores (esos que incluso llevaron a que la empresa que organizaba logísticamente las elecciones, Smartmatic, señalase hace un par de años que era posible alterar los resultados del escrutinio a favor del partido de gobierno); y, sobre todo, la naturaleza del régimen se mantiene intacta en medio de una base de sustentación política que camina a medio camino entre el control pretoriano de los militares y el que ejercen grupos criminales que incluso han sido vinculados por la justicia de los Estados Unidos con el Narcotráfico.

No sería la primera vez que Europa se equivoca con este tipo de iniciativas. En 2005, la UE decidió enviar a Caracas una MOE para observar las elecciones parlamentarias que en aquel momento se realizaron. En esa oportunidad la mayoría de los partidos de la oposición venezolana se abstuvieron de presentar candidaturas y llamaron a la abstención. Todo ello debido a que en 2004 habían intentado infructuosamente revocar democráticamente el mandato de Chávez mediante un referendo que terminó teniendo visos fraudulentos, como ellos mismos señalaron.

El sistema estaba corrompido entonces y lo sigue estando ahora. Eso en un contexto en el que el chavismo ha tenido más de una década para ampliar su know how y sofisticar los modos en los que puede burlarse de la voluntad popular de los venezolanos. El tiempo, en este caso, parece ser circular y las lecciones –esas que lucen lejos de haberse aprendido- nos gritan a la cara que solamente hay que ver lo evidente, sin dar tantas vueltas.   

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