El supremacismo blanco, la mayor amenaza a la seguridad nacional según Joe Biden, ataca de nuevo en Norteamérica, esta vez en Canadá. Se trata de Carrie Bourassa, directora de Salud de los Pueblos Indígenas de la sanidad pública canadiense.
¿Y quién es Carrie Bourassa? Dejemos que se defina ella misma, en las palabras que eligió para iniciar una conferencia TED: «Mi nombre es Osa de la Estrella de la Mañana», abrió entre sollozos y los aplausos de los congregados. «Soy del Clan del Oso. Soy una Métis anishinaabe del Territorio Cuatro del Tratado». Luego siguió con un lacrimógeno relato personal de miseria y violencia.
Por eso no ha sentado demasiado bien cuando se ha descubierto que Bourassa, lejos de ser una legítima representante de este ancestral pueblo algonquino, era de ascendencia principalmente rusa, polaca y checa, un genotipo un tanto alejado de los nativos canadienses.
Bourassa se vio obligada a dimitir después de que la cadena pública CBC hiciera público un extenso reportaje sobre el fraude. «Me pone un poco enferma», confiesa al New York Post Janet Smylie, profesora Métis de la Universidad de Toronto que ha trabajado con Bourassa en un libro sobre paternidad en los pueblos indígenas. «Tener una impostora hablándole al país en nombre de los Métis y otros pueblos indígenas sobre lo que significa ser Métis… es algo muy perturbador y desanimante y dañino».
Y supremacista, añadimos. No se nos ocurre mayor prueba de supremacismo blanco que suponer que un blanco es el mejor representante de cualquier otra raza. Es un fenómeno que se está dando cada día más en estos países en los que la raza monopoliza todo el debate político. En ellos, se supone que hay un ‘privilegio blanco’ omnipresente que hace la vida más fácil a cualquiera que tenga una piel clarita, por lo que resulta inexplicable que surjan tantos blancos que se quieran hacer pasar por cualquier otra cosa.
Porque Bourassa -u Osa de la Estrella de la Mañana, como prefieran- no se limitaba a presentarse como indígena (y a obtener cargos y prestigios con ello), sino que exageraba la nota presentándose ataviada con los atuendos y peinado típicos del pueblo que decidía representar y añadiendo nuevas tribus a su ficticio árbol genealógico.
Tanto, en fin, que sus colegas empezaron a sospechar a partir de su charla TED en la Universidad de Saskatchewan en 2019. A partir de ahí empezaron a hacerle preguntas cada vez más concretas y, para Osa de la Estrella de la Mañana, cada vez más incómodas. Así que empezó a cambiar el cuento alegando que, en realidad, había sido adoptada por los Métis al quedarse huérfana, «y esos lazos son aún más fuertes que los de la sangre», aseguró.