¿Creían que todo ese revuelo sobre el fraude electoral que presuntamente llevó a Biden a la Casa Blanca había terminado? No, sencillamente ha desaparecido de los medios, pero los procesos siguen en marcha. Y ahora con una noticia significativa: los agentes de la ley del condado de Maricopa, en Arizona, se niegan a entregar los dispositivos electrónicos de las elecciones presidenciales del pasado noviembre, tal como había ordenado la legislatura del estado, alegando vagos “riesgos de seguridad”.
Es extraño, ¿no les parece? Quiero decir, había quedado claro, refrendado a gritos por todos los medios del régimen, que Biden es el presidente elegido con más respaldo de la historia y que eso del fraude electoral era una oscura maniobra del peor trumpismo sin base alguna. Siendo así, ¿por qué están los demócratas interfiriendo tan agresivamente en el proceso de auditoría de la elección, en este caso en el condado de Maricopa, en Arizona, desobedeciendo de paso la orden taxativa de su legislatura estadual?
El lunes, el fiscal general del condado envió una carta al ex secretario de Estado de Arizona, enlace entre el senado del estado y los auditores, diciendo que el condado había decidido no entregar “algunos routers” como solicitaba la legislatura, debido a un supuesto “riesgo de seguridad para los datos utilizados por la oficina del sheriff y numerosas agencias federales”, aunque en ningún momento especifica cuáles son esos riesgos. Y ahora es el propio Departamento de Justicia de Biden el que une sus fuerzas a Maricopa para que detener o dificultar la auditoría. ¿Qué temen?
La Administración Biden, de hecho, se declaró “preocupada” por la “seguridad del voto” y “posibles intimidaciones” poco después de que los responsables electorales dieran la voz de alarma sobre el proceso de auditoría.
La auditotía se inició el 23 de abril, y desde entonces los demócratas no han ahorrado esfuerzos para torpedearlas, en la idea de que un resultado negativo -que se demuestre que hubo fraude- supondrá un golpe a la legitimidad del gobierno de consecuencias aún difíciles de imaginar. El presidente Biden fue el primer demócrata en alzarse con la victoria en el condado en varias décadas.
El Senado de Arizona ha declarado que la “amplia y detallada auditoría” deberá “validar cada aspecto del proceso electoral”, incluyendo el escaneo de todas las papeletas, un recuento completo a mano, la revisión del proceso de registro de votantes y votos emitidos, el resultado total por colegio, y el sistema de votación electrónico. Esto supone examinar 2,1 millones de votos y estudiar un equipo que incluye 285 tabuladores.