Mientras los españoles se preparan para someterse a nuevas y severas restricciones a su libertad de movimientos por parte del Gobierno, este periódico ha podido saber de fuentes del Ministerio del Interior que la oficina de José Luis Rodríguez Zapatero ha comunicado que el exjefe del Ejecutivo se desplazará a Lanzarote entre el 19 de diciembre y el 15 de enero. Las mismas fuentes aseguran que el Gobierno no ha puesto reparos al desplazamiento de Zapatero y ha dado las órdenes oportunas para que se organice un operativo de seguridad en la isla.
Aparte del coste económico para las maltrechas arcas españolas, este desplazamiento vacacional del expresidente choca frontalmente con las órdenes del Plan Especial ordenado por el Gobierno que por causas sanitarias restringe al máximo los desplazamientos de todos los españoles durante las fiestas navideñas, salvo los estrictamente relacionados con los retornos a casa para reencontrarse con la familia.
Salvo error por nuestra parte, el Gobierno de Pedro Sánchez no había informado de que hubiera excepciones a esa norma restrictiva. Ni siquiera en el caso de expresidentes necesitados de vacaciones por agotamiento extremo después de tanto trabajar para blanquear la dictadura narcochavista venezolana.
El Ministerio de Sanidad ya informó de que durante la Navidad se pondrá en marcha un operativo especial para impedir los viajes de ocio innecesarios, como el traslado a segundas residencias o lugares de playa o estaciones de esquí, y sólo se podrían sortear los cierres perimetrales establecidos si el traslado es para visitar familiares o allegados en otra Comunidad.
Se desconoce qué allegados tiene en las islas Canarias un expresidente vallisoletano como Zapatero, de ascendencia leonesa, residente en Madrid y visitante habitual del Palacio caraqueño de Miraflores, sede del Gobierno dictatorial de Venezuela.
Eso sí, el idilio vacacional de Zapatero —miembro destacado del Grupo de Puebla—, con Lanzarote viene ya de lejos. En concreto desde que descubriera la belleza de la isla y de la Costa Teguise en sus frecuentes visitas a La Mareta, la residencia que el Rey de Jordania regaló a Su Majestad el Rey emérito y que este cedió a Patrimonio