«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
SERÁ TRUMPISTA O NO SERÁ

El Partido Republicano prepara su futuro a imagen y semejanza de Trump

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump

Cuando, a poco de su cuestionada derrota, Donald Trump anunció su intención de volver a presentarse a las presidenciales en 2024, muchos eran los que especulaban que lo haría con un partido propio, tentativamente denominado America First.

Tenía toda la lógica del mundo, pese a los ominosos precedentes de todos los intentos anteriores de romper el bipartidismo norteamericano: la plataforma política que había dado la victoria al neoyorquino en 2016 tenía muy poco que ver con lo que los republicanos llevan décadas representando. De hecho, Trump encontró en el seno del partido una feroz oposición, la de los ‘nevertrumpers’ que, al fin, representaban al GOP clásico, ferozmente lanzados a la defensa de las grandes empresas, al libre comercio mundial y timorato y seguidista en cuestiones culturales.

Pero todo parece haber cambiado: si el Partido Republicano no es ya America First, está a punto de serlo. El propio Lindsay Graham, veterano senador y muchos años representante del GOP más clásico (en el más triste sentido de la palabra), lo reconocía en una reciente entrevista en la cadena Fox. “A mis colegas republicanos les diría sencillamente: ¿Podemos avanzar sin el presidente Trump? La respuesta es que no”.

Graham, que, inicialmente receloso, acabó convirtiéndose en un cercano colaborador de Trump, hizo estas declaraciones en vísperas de una votación que esta semana podría descabalgar a la diputada ‘nevertrumper’ Liz Cheney de la presidencia de la Conferencia Republicana de la Cámara. Cheney, cuyo apellido probablemente reconozca el lector (sí, es hija del siniestro vicepresidente Dick Cheney), denunció públicamente a Trump por sus declaraciones de que las elecciones habían sido fraudulentas.

Para Graham, la idea de que el partido puede crecer al margen de Trump -y del trumpismo- es un espejismo.

Trump parecía prácticamente expulsado del partido tras su insistencia en que la votación que le hurtó la victoria el pasado noviembre había sido un gigantesco fraude, una alegación que no consiguió probar en los tribunales y que avergonzaba a buena parte del partido; y, sobre todo, después de la bufonada trágica en el Capitolio de Washington el 6 de enero, que el propio presidente Biden ha calificado de un atentado más grave que Pearl Harbour y el 11-S.

Pero ha sido al revés y Graham tiene razón: el GOP sin Trump es carne muerta; los republicanos serán trumpistas o no serán.

Las pruebas son abrumadoras, y la derrota previsible de Cheney es solo uno de los platos fuertes del menú. Los diez republicanos de la Cámara que votaron a favor de cesar a Trump en el juicio de ‘impeachment’ posterior al 6 de enero están más callados que en misa, y al menos uno de ellos se ha enfrentado a Cheney. Todo el liderazgo de la Cámara será en breve trumpista a ultranza.

Pero es en las posturas políticas donde más se nota la ‘trumpización’ del GOP, como en los controles electorales para evitar futuros fraudes que se están debatiendo en Texas, Florida, Arizona, Iowa y otros estados y que ya se han aprobado en Georgia.

Más en profundidad, las posiciones de Trump relativas al comercio internacional y a la inmigración, frontalmente opuestas a lo que ha sido la línea republicana desde que hay memoria, son ya las oficiales del partido.

Pero la prueba de fuego, una vez desalojada Liz Cheney, vendrá en las primarias que decidirán los candidatos republicanos a la Cámara de Representantes en las próximas legislativas, y en las que se espera que los aspirantes respaldados por Trump barran a sus críticos.

Trump es especialmente fuerte a nivel de los estados, donde los líderes republicanos tienden a ser mucho más de la línea de Trump que los líderes nacionales.

El íntimo colaborador de Trump Jason Miller confirmó a Axios que el expresidente “ya ha empezado a estudiar candidatos para las legislativas de 2022, con la idea de seleccionar no solo candidatos republicanos, sino candidatos republicanos de ‘America First’.

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