El centro de pensamiento InSight Crime, con sede en Washington, hizo público esta semana su reciente informe, compuesto de cinco capítulos, titulado: «La revolución de la cocaína«, elaborado luego de varios años de trabajo de campo en los territorios clave del narcotráfico en Venezuela y de entrevistas con fuentes en el terreno.
El informe asegura que «Venezuela ya no es más un país de tránsito (de drogas) y que la adopción de grupos criminales colombianos como las guerrillas de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) como aliados por parte del Gobierno del entonces presidente Hugo Chávez agravó la situación».
En la presentación del informe, el codirector de InSight Crime, Jeremy McDermott, aseguró que el régimen de Maduro busca obtener desesperadamente divisas de la dolarización de la moneda. «Cualquier oficial en territorios estratégicos para el narcotráfico tiene ganancias aseguradas en moneda extranjera», señaló.
En efecto, InSight Crime identificó los flujos de cocaína que se mueven por Venezuela y las redes criminales que los mantienen en movimiento, lo que le permite aseverar que «las rutas de la cocaína en Venezuela pasan por casi todos los estados del país».
El informe señala que el Gobierno norteamericano estima que anualmente desde Venezuela se trafican unas 250 toneladas de coca, lo que representa entre el 10 y el 15% de la producción global estimada.
InSight Crime descubrió además que guerrilleros colombianos migraron a Venezuela «para apropiarse de fincas y territorio para luego producir coca y de allí traficarla». «Las disidencias de las FARC le pagan al Gobierno por cada kilo despegado y ese pago va a los generales (venezolanos)».
En el capítulo dos del informe se asegura que «el narcotráfico ha cobrado importancia como un componente de las estrategias de Maduro para aferrarse al poder ante los embates sufridos por su Gobierno a causa de las constantes crisis sociales, políticas y económicas que enfrenta el país» y añade que Maduro usa «las riquezas del tráfico transnacional de cocaína (…) como un mecanismo para premiar a los poderes políticos, militares y criminales que necesita para mantener el control del Gobierno”.
InSight Crime presenta un impresionante mapa señalando cuáles son las rutas aéreas, marítimas y terrestres del tráfico de cocaína proveniente de Venezuela, las cuales abarcan Centro América y el Caribe, así como Guyana y Surinam, cuyos destinos son Estados Unidos, los países africanos y Europa.
Este informe debería ser leído con detenimiento tanto por las autoridades norteamericanas como por los líderes opositores venezolano. Quizá, ello les permita entender que es imposible lograr un cambio de Gobierno en Venezuela mediante diálogos, acuerdos, negociaciones o elecciones; porque, como dice el propio informe de Insight Crime, las amenazas en contra de los funcionarios implicados en el tráfico de drogas como la investigación de la «la Corte Penal Internacional y los procesos judiciales en Estados Unidos» hacen que «los costos del cambio político sean demasiado altos».