Las expectativas sobre el futuro de corto plazo en Bolivia se van deteriorando rápidamente. Justo cuando este jueves comienzan nuevamente las protestas de una serie de sectores en contra de las denominadas “leyes malditas” del régimen de Arce Catacora, la cúpula del Movimiento al Socialismo (MAS), parece haber elaborado un plan para que Evo Morales retorne al poder en medio de una eventual convulsión social, agravada por el deterioro del escenario macroeconómico del país.
Este jueves estuvo marcado por el inicio de nuevas protestas simultáneas de maestros, gremiales, transportistas y cívicos en cinco ciudades del país contra las “leyes malditas” de Arce y el MAS, “que buscan imponer el totalitarismo económico y financiero en contra de la sociedad”.
Sucede que el cuadro general sobre el que Arce tiene un margen cada vez más ajustado para gobernar, se encuentra cada vez más difícil de encarar. El desgaste que el régimen de Arce ha sufrido solamente en su primer año de gobierno es tal, -y lo sabe-, que por eso se empeña en acelerar la implementación de distintos mecanismos para acumular el poder. “Para vaciar el bolsillo de los ricos”, en palabras del ex ministro de la presidencia de Morales, Juan Ramón Quintana.
Para abundar en pruebas y evidencias sobre el margen cada vez más reducido para que Arce alcance sus objetivos de una manera relativamente más prolija, este 30 de septiembre la agencia calificadora de riesgo Moody’s, cambió la perspectiva de la economía nacional de estable a negativa. Todo ello debido a un déficit fiscal demasiado elevado y un ritmo de caída de reservas internacionales demasiado acelerado, entre otros aspectos.
En la misma línea, el pasado 6 de octubre Fitch Ratings advirtió los riesgos que el país corre si se continúa financiando el déficit fiscal con recursos del Banco Central de Bolivia (BCB). Específicamente, «Fitch espera que una recuperación cíclica de los ingresos, reduzca el déficit del Gobierno al 8,2% del PIB en 2021, desde el 12,9% en 2020”, dice la publicación de su análisis.
Sin embargo, tan pronto como un par de semanas más tarde de los comunicados de Moody’s y Fitch, el BCB concedió un nuevo “crédito extraordinario” de liquidez al Ministerio de Economía, cuyo primer desembolso ha sido por 37 millones de Euros. Justo aquello sobre lo que las calificadoras acaban de advertir que constituye un riesgo considerable.
Solamente falta que la tercera y última calificadora, Standard & Poor’s, se pronuncie. La última vez que lo hizo fue en marzo. Y no será extraño si acaso re-confirma pronto el pesimismo de sus dos pares sobre el rumbo de la economía nacional; o si incluso considera que, por lo visto de manera reciente, amerita rebajar su calificación.
Esa es la situación actual de las notas de estas tres calificadoras para la economía de Bolivia, según Trading Economics.
Según este mismo portal especializado, los fondos soberanos, los fondos de pensiones y otros inversionistas utilizan una calificación crediticia para medir la solvencia crediticia de Bolivia, lo que tiene un gran impacto en los costos de endeudamiento del país.
Si el país recibe nuevas rebajas de calificación el panorama para conseguir financiamiento será todavía más oscuro. Si acaso lo consigue gracias al Fondo Monetario Internacional (FMI), será a cambio de medidas altamente impopulares y muy difíciles de asumir, sobre todo en el ámbito político.
Desde luego, el mayor riesgo detrás de un gasto público desbocado, la acumulación de déficit fiscal y de deuda pública, estriba en que el régimen de Arce finalmente ceda a la tentación de autofinanciarse con el ahorro del conjunto de la ciudadanía. Es decir, mediante la devaluación de la moneda nacional.
Dado que Arce las está utilizando para financiar el grueso del déficit fiscal, si las reservas caen por debajo del nivel que permite sostener el tipo de cambio, esto puede provocar una auténtica catástrofe en el sistema financieroy bancario nacional, debido, fundamentalmente, a que la mayor parte del conjunto del balance del sistema -por no decir que todo el balance- está denominado en moneda nacional. De este escenario a uno de controles de depósitos y de capitales al más puro estilo argentino, hay solamente un paso.
Entonces, si las advertencias de las calificadoras de riesgo no están alejadas de la realidad, no sólo ocurre que el régimen de Arce parece obviarlas, sino que además luce empeñado en seguir por el mismo rumbo. Aunque quién sabe si lo hace esperando que las cosas se arreglen solas, como por arte de magia. O bien como mecanismo para intensificar su autoritarismo en las calles, incentivando incluso el incremento de las protestas populares, que cada vez más numerosas
Las manifestaciones ya no aparecen sólo por las «leyes malditas«, sino también por los retrasos de los pagos de sueldos públicos, o incluso los eventuales incrementos de la inflación y despidos masivos en el aparato público burocrático y el productivo, etc.
En este sentido, la idea de no evitar la creciente inestabilidad o incluso crearla para aprovecharse de ella no parece ser tan descabellada. El pasado 5 de agosto, la revista británica The Economist habló sobre algo que hoy en el país es un secreto a voces: el retorno de Evo Morales al poder.
De la misma forma, el destacado periodista Humberto Vacaflor también ensayó esta posibilidad en su última entrega, donde afirma que Arce constituye un estorbo para Morales, pues este último busca la inmunidad que le da volver a ser presidente, pero además con premura debido a las declaraciones que tanto Hugo “el pollo” Carvajal y Álex Saab -ambos testaferros del chavismo- podrían estar prestando ahora mismo en España y Estados Unidos respectivamente. “¿Arce renunciará para convocar a elecciones?”, se pregunta Vacaflor.
Asimismo, y de manera más reciente, Virginio Lema y Agustín Zambrana, activistas opositores, publicaron en su programa Búnker Cabildo Digital -emitido por redes sociales- la grabación de una conversación de la cúpula del MAS en la que dicen tener un plan para devolver al poder al expresidente Evo Morales, y reemplazar así a Arce Catacora. Lo materializarían mediante elecciones generales. En el presunto audio filtrado también se alcanza a escuchar: «si Arce quiere quedarse, le van a sacar la cabeza».
Todo apunta a que aún habrá mucho por ver en Bolivia. Se verá de todo, menos paz y calma. Se avecinan tiempos cada vez más complicados y que desafían lo que el conjunto de la ciudadanía más valora y que el MAS le quiere arrebatar: la estabilidad.