Según la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo entre el 2 y el 13 de mayo, Gustavo Petro se mantiene en primer lugar con un 38% de intención de voto, Federico Gutiérrez en segundo lugar con el 23% y se consolida en el tercer lugar Rodolfo Hernández con un 16%.
La Coalición de la Esperanza, cuyo candidato es Sergio Fajardo, no pudo remontar y sus bases han empezado a migrar hacia las candidaturas de los tres punteros, aunque la campaña insista en que se mantienen unidos y en que sostendrán la candidatura hasta el 29 de mayo. Llama mucho la atención que al preguntar a los encuestados por el que sería su segunda opción, resulta en primer lugar Rodolfo Hernández, razón por la cual algunos insisten en que podría ser la sorpresa en la primera vuelta.
A menos de dos semanas de las elecciones, Federico Gutiérrez ha logrado llenar las plazas que visita, especialmente en los departamentos de frontera, como fue el caso de la manifestación en la ciudad de Cúcuta el viernes 13 de mayo, mientras que Rodolfo Hernández ha optado por reuniones pequeñas en espacios cerrados y Petro continúa con su recorrido por las plazas que considera históricas para la izquierda y para las bases liberales.
La semana pasada el sindicato más importante de profesores, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación -FECODE-, anunció públicamente su respaldo al candidato del Pacto Histórico, mientras que los empresarios han iniciado una campaña masiva para insistir en que “sin empresas no hay país”, evitando expresar públicamente su respaldo a Gutiérrez.
Fuentes consultadas insisten en el temor que genera en el empresariado, sobre todo en los grandes grupos económicos, hacer una demostración pública de respaldo al candidato del Equipo por Colombia, pues hasta la fecha la probabilidad de que la contienda la gane Petro es mayor. De hecho, el pasado miércoles 11 de mayo se llevó a cabo el primer encuentro del Consejo Gremial Nacional con el candidato del Pacto Histórico y hubo momentos de tensión, aunque la reunión se llevó a cabo de manera tranquila por más de dos horas.
Los gremios expresaron su preocupación por lo radical de las posturas de Petro con relación a la extracción petrolera y asuntos como la reforma agraria o la satanización del sistema financiero. Incluso alguien compartió en tono jocoso que Petro habla mucho de la transformación de Korea y no queda muy claro si se refiere a la occidental y desarrollada del sur, o al enclaustrado reino de Kim Jong Un.
Es innegable el ascenso que logró en la última encuesta Rodolfo Hernández, no solo doblando a Sergio Fajardo, sino acercándose a Gutiérrez. Su fuerte sigue siendo el centro oriente del país. Algunos insisten en que el respaldo del Gobierno Nacional al candidato del Equipo por Colombia (Gutiérrez) es evidente, razón por la cual hay suficiente logística para movilizar a los asistentes a sus encuentros masivos, algo que no tiene Hernández. Incluso, se trae a colación la fallida campaña del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien en 2018 llenó plazas a lo largo y ancho del país, solo para quedar relegado al cuarto lugar, apenas superando el 7% del total de votos. La advertencia no es de poca monta y personas cercanas a la campaña han confirmado que se nota algo de desorden y articulación.
Si logran resolver el asunto esta semana, Gutiérrez no debe tener inconveniente en pasar a la segunda vuelta. Si, por el contrario, el leve repunte de Hernández es asumido por amplios sectores del electorado que se distancian de Petro y del uribismo por igual, como la oportunidad para “patear el tablero” de la política colombiana, el resultado puede variar. En Colombia llenar plazas y movilizar gentes a un mitin político no es sinónimo de éxito electoral. Lo usual es que en muchas ciudades la visita de un candidato presidencial, con opciones de ganar, sea el evento del día; razón suficiente para que miles asistan, como lo harían si llegara, al mismo lugar, su contrincante.
Hasta el domingo 22 de mayo están permitidas las manifestaciones públicas de apoyo a los candidatos. A partir de entonces solo estarán permitidas reuniones privadas y con aforo reducido. Es ahí cuando la publicidad política en medios, redes y los esquemas “puerta a puerta” se intensifican y cuando toda la logística se articula para el día de las elecciones.
Gutiérrez debe concretar el apoyo de las facciones que lo respaldan y garantizar que las maquinarias partidistas operen como un reloj. Petro hará lo propio con la movilización sindical y de las facciones de la izquierda más radical que lo acompañan. Hernández insiste en no hacer alianzas con nadie y en que solo invertirá en su campaña digital y en el seguimiento y control el día de las elecciones. Veremos.
