Es el pequeño detalle que se ha pasado por alto en el torbellino de estos meses, entre acusaciones acaloradas de fraude electoral y los cien días de un nuevo presidente que ha dado sobradas muestras de estar teledirigido por el aparato del partido (en el mejor de los casos): no ha habido concesión, ese detalle formal innecesario pero históricamente inevitable por el que el perdedor en unas elecciones reconoce su derrota.
«No, nunca he admitido la derrota”, aseguró el cuadragésimo quinto presidente en una entrevista exclusiva concedida a Real America’s Voice. «Si las elecciones fueron fraudulentas, la gente tendrá que tomar una decisión. No va a depender de mí, va a depender del público. Va a depender, quizá de los políticos. No creo que haya habido nunca un caso en el que pueden encontrarse cientos de miles de votos no contabilizados. Así que veremos qué pasa”.
Uno no sabe muy bien si preferiría no saber lo que podría pasar, aunque lo cierto es que aún hay iniciativas de auditoría electoral en marcha. La pregunta que nadie quiere hacerse es: si, en un futuro próximo, hubiera pruebas innegables de un fraude electoral de tal magnitud que cambiara el resultado final, ¿entonces, qué? Da vértigo solo pensarlo.
Y la prueba es que ni siquiera el propio Trump se atreve a aventurarlo. No concede, pero tampoco estaría dispuesto a hacer nada por su cuenta y riesgo si las auditorías o nuevas revelaciones le dan la razón: tendrá que ser el pueblo americano, o sus instituciones, los que deberán tomar la iniciativa. Es mejor no pensarlo.
Trump también dijo en la entrevista que le había “decepcionado” que su vicepresidente, Mike Pence, no hubiera impugnado los recuentos de algunos estados, devolviéndolos a las legislaturas estaduales para su revisión, añadiendo que, de haberlo hecho, con toda probabilidad hoy habría otro ocupante en la Casa Blanca.
“Bueno, siempre me gustó Mike, y me decepcionó mucho que no los reenviara de vuelta a las legislaturas”, señaló Trump. “Cuando tienes más votos que votantes en algunos casos y cuando ves algunas de las cosas que ocurrieron -que ya se vieron entonces, pero que se ven aún más claras hoy-, me decepcionó que no lo impugnara. Pensé que tenía derecho a hacerlo y que debería haberlo hecho. Es mi opinión. Creo que podría perfectamente haber un presidente distinto ahora mismo si los hubiera impugnado para su revisión”.
Hace una semana, en conversación con el periodista de la Fox Sean Hannity, Trump recordó que “sorprendentemente, se suponía que ganaríamos fácilmente con 64 millones de votos favorables; tuvimos 75 millones y no ganamos. Veremos qué sale de todo eso”.