La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que aglutina entre otros países a Cuba, Venezuela y Bolivia, ha salido en apoyo del Gobierno de Nicaragua frente a las «injerencias» que, en su opinión, estarían cometiendo tanto la Administración de Estados Unidos como la Organización de Estados Americanos (OEA).
La ALBA ha respaldado el proceso previo a la farsa electoral del 7 de noviembre en Nicaragua, en las que el dictador, Daniel Ortega, revalidará el poder tras una campaña marcada por el arresto de candidatos disidentes. La dictadura ha asesinado a más de 300 nicaragüenses desde 2018.
En este sentido, ha aplaudido al régimen -que ha asesinado a más de 300 nicaragüenses desde 2018- en su decisión de «continuar defendiendo la soberanía, la paz y los notables avances sociales, económicos, de seguridad y de unidad nacional alcanzados».
En aras de rechazar «intimidaciones» y de defender la «soberanía», los gobiernos aliados de Managua han acusado a la Administración de Estados Unidos de llevar a cabo «ataques e intentos desestabilizadores» en contra de un Gobierno «legítimo» y también han condenado las «acciones injerencistas» de la OEA, que «pretenden inmiscuirse en asuntos que conciernen exclusivamente al pueblo y a las instituciones nicaragüenses».
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua también ha emitido un comunicado a modo de «nota de protesta» donde ha criticado a las autoridades del Consejo Permanente de la OEA por incluir la situación interna en el país como uno de sus puntos del día en la reunión de este miércoles, a la que ha confirmado que no acudirá.
La última ocasión en la que la OEA trató la situación interna de Nicaragua fue a finales de junio, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó un informe sobre las violaciones a los Derechos Humanos.