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Fueron el órgano que decidía qué era verdad

Los Centros para el Control de Enfermedades de EEUU entonan el ‘mea culpa’ por la pandemia: ‘Fuimos poco prudentes’

El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a la máxima autoridad del país en la lucha contra la pandemia, Anthony Fauci. Reuters

Los míticos Centros para el Control de Enfermedades norteamericanos (CDC) han sido mucho más que la autoridad suprema para decidir las medidas públicas contra la pandemia en Estados Unidos: han sido, en realidad, un casi inapelable Comité de Salvación Pública para el mundo entero, que ha seguido sus recomendaciones como los decretos de un infalible oráculo.

Pero ahora, quizá aprovechando que los ojos de todos están puestos en Ucrania, están recogiendo cable a una velocidad vertiginosa. Así, su directora, Rochelle Walensky, ha hecho confesión de sus pecados corporativos en una alocución dada en su alma mater, la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.

Es todo un espectáculo ver a Walensky, durante dos años tan segura y tajante sobre todo lo que el mundo debía hacer imperativamente para atajar la peste, hablar con raras humildad y sinceridad de las «lecciones aprendidas», reconociendo que se equivocaron, con consecuencias que aún habremos de padecer durante años.

El tono contrito no es para menos. Los CDC han sido el Tribunal Supremo de la pandemia a escala mundial, el órgano que decidía qué era verdad inapelable y qué herejía condenable sobre el virus, muy especialmente para los medios de comunicación y los gigantes tecnológicos. Sus decretos sirvieron para que gobernantes grandes y pequeños ignoraran cosas como la Constitución o los procesos democráticos y aplicaran más o menos a su capricho restricciones sin precedentes a las libertades y derechos de los ciudadanos. Era la guerra, la otra guerra, y todo estaba justificado por la ‘emergencia’.

Básicamente, Walensky reconoce en su discurso que tenían razón los disidentes que fueron censurados, señalados, sancionados y expulsados de las redes sociales por sugerir alguna desviación, siquiera modesta, de la ‘línea del partido’, marcada en última instancia por los CDC en nombre de la Ciencia que, ha reconocido Walensky, no es monopolio de su agencia, después de todo.

Un botón de muestra: «Puedo decirles dónde estaba cuando llegó la información de CNN de que la vacuna era eficaz al 95%. Éramos tantos los que queríamos ayudar, los que estábamos deseando decir: ‘Vale, este es nuestro billete de salida inmediata, se acabó’. Así que quizá fuimos poco prudentes y demasiado optimistas ante la perspectiva de tener buenas noticias, realmente lo creo”.

«Creo que todos deseábamos que aquello terminase. Nadie habló de reducción de la eficacia cuando anunciamos: ¡Oh, esta vacuna va a funcionar’. Nadie se planteo la posibilidad de que surgiese una variante contra la que no sirviese, nadie se dijo que quizá no fuera tan potente con la siguiente variante».

“Y entonces me planteo otro caso, a saber: ¿estamos en una zona gris? Ya saben que he dicho frecuentemente que vamos a liderar con la ciencia en la mano, que la ciencia es el fundamento de todo lo que hacemos. Y creo que lo que entendía la gente es que como la ciencia es a prueba de errores, como la ciencia es en blanco y negro, como la ciencia es inmediata, y tenemos la respuesta, entonces podemos tomar la decisión acertada basándonos en esa respuesta».

«Pero lo cierto es que la ciencia es gris, y la ciencia no siempre es inmediata. Y a veces se tarda meses o años en encontrar la respuesta acertada. Pero en una pandemia tienes, ya saben, que tomar decisiones antes de tener las respuestas».

Oh, vaya. Entonces, todos esos verificadores, todo ese dogmatismo sobre el consenso científico y, sobre todo, todas esas medidas que arruinaron cientos de miles de vidas en todo el mundo…

Dos años después de declarada la pandemia de coronavirus y dos años después del inicio de un régimen mundial que nos ha dejado al borde de la ruina y ha pisoteado nuestros derechos, resulta que muchos de los ‘dogmas’ científicos que justificaron ese mismo régimen, desde el origen del virus a la eficacia de las vacunas, eran erróneos. Ups. Pero no se les ocurra pedir responsabilidades, que estamos en guerra.

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