María Fernanda Cabal, actual senadora y precandidata presidencial por el Centro Democrático empieza a ganar terreno, a pesar de las objeciones de diferentes sectores de la política y de algunas facciones de su propio partido.
Sus críticas al actual gobierno han sido certeras: lo acusa de haber entregado las banderas originales que agitó a lo largo de la campaña electoral de 2018, en la que fue elegido Iván Duque como presidente. Alegando que “terminó contemporizando con programas que no eran nuestros y terminó dándole mucho más peso a opositores, que a su mismo partido”.
Exige también que se revise el acuerdo firmado por el gobierno de Juan Manuel Santos y los terroristas de las FARC en 2016, pues fue rechazado en las urnas e incluyó, entre otras cosas, la creación de la Justicia Especial para la Paz (JEP), a la que considera como un tribunal ilegítimo que se niega a compartir la información que soporta procesos en contra de las fuerzas militares, como los 6.402 casos de falsos positivos, que denuncia como “un invento de la izquierda”.
Personas cercanas al expresidente Uribe confirman que le han expresado su preocupación por lo agresivo de las expresiones de Cabal, quien suele responder que es de “extrema coherencia” y mantiene su posición firme en contra de lo que considera la gran amenaza para Colombia: el gobierno de los “izquierdópatas”, encabezado por Gustavo Petro.
De hecho, 33 parlamentarios del partido de gobierno enviaron una carta a Uribe como jefe natural de la colectividad, pidiendo que el exministro y excandidato a la jefatura del estado Oscar Iván Zuluaga sea proclamado candidato presidencial cuanto antes, buscando evitar que sea Cabal la que resulte primera en la encuesta que realizará el partido para seleccionar su candidato el 22 de noviembre.
Alegan que se requiere un candidato moderado, con el fin de tender puentes con otras fuerzas políticas y atraer a los electores que están en el centro del espectro político.
Sin embargo, los esfuerzos que han orquestado sus opositores parecen haber caído en terreno infértil, pues hasta Francisco Santos, exvicepresidente durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe y quien se enfrentó a Oscar Iván Zuluaga por la candidatura del Centro Democrático a la presidencia en 2014, expresó que “gústele a quien le guste, María Fernanda Cabal se convierte en un fenómeno político. Expresa un sentir y un inconformismo sin ambigüedades que gusta y recoge…”.
De hecho, Cabal ha pulido muy bien un discurso en defensa de las empresas como aquellas que generan riqueza y en contra de la expansión del estado, prometiendo la reducción de la abultada burocracia y el irresponsable gasto público, asunto que empieza a generar reacciones favorables entre importantes sectores que sin duda mueven al electorado.
En reciente encuentro de la Federación Nacional de Comerciantes, FENALCO, en la ciudad de Cartagena, Cabal sostuvo tesis que muchos identifican con el liberalismo económico más contundente e incluso varios dirigentes del gremio terminaron afirmando que es la candidata más coherente, a pesar de sus posturas radicales en contra de la izquierda.
En las encuestas de intención de voto que la incluyen como candidata a la presidencia empata en quinto lugar con el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, y es la predilecta entre quienes abiertamente expresan ser de derecha. De hecho, es la tercera candidata más buscada en Google, después de Gustavo Petro y del exministro de salud Alejandro Gaviria.
Su reciente entrevista en Caracol radio, en la que los periodistas Vanesa de la Torre y Pascual Gaviria le hicieron preguntas en un tono agresivo -que fue ampliamente rechazado por la opinión pública-, fue tendencia durante dos días y generó miles de expresiones de apoyo por parte de la militancia del Centro Democrático, que será consultada sobe su preferencia en los próximos meses para definir la candidatura presidencial.
Si bien milita en el mismo partido del actual presidente, quien tiene la imagen favorable más baja y los peores índices de aprobación que haya tenido un jefe de Estado en la historia reciente de Colombia, su distancia con el gobierno ha sido evidente desde los primeros meses del periodo presidencial, lo que ha generado dos consecuencias clave:
-La reacción de palacio, de los colaboradores más cercanos a Iván Duque, que buscan desesperadamente acercar a las facciones del Centro Democrático para que apoyen la candidatura de Zuluaga.
-El respaldo de quienes se sienten traicionados por el actual gobierno, y ven en su coherencia y firmeza la oportunidad para consolidar una nueva fuerza política de derecha.
Cabal hace caso omiso de quienes le sugieren moderar su discurso y afirma que admira a Bolsonaro y a Trump por lo que han logrado en materia económica y de “desenmascarar” las intenciones de la izquierda globalista. En sus eventos de campaña habla sin tapujos y expresa que seguirá diciendo las cosas de frente y sin pretender seguir la línea de lo que algunos consideran “políticamente correcto”, pues eso sería engañar a los electores.
El 22 de noviembre es la fecha clave, pues se sabrá si en efecto es la que goza del respaldo mayoritario de su partido para enfrentar la consulta interpartidista de marzo, en la que probablemente participen también los demás partidos de la coalición de gobierno y algunos candidatos independientes. Muy a pesar de quienes cuestionan su discurso y lo que consideran posiciones radicales, Cabal logró posicionarse como una figura clave en la política nacional.