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LA PERIODISTA SE ENCUENTRA EN PRISIÓN DOMICILIARIA

Mary Karla Ares, a la espera de un juicio sin garantías por divulgar los atropellos de la dictadura castrista

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, junto a su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel. Reuters

Después de casi un mes de injusta prisión por defender su derecho a la libre expresión y divulgar los atropellos del régimen cubano, la periodista Mary Karla Ares fue excarcelada. Pero no se encuentra en libertad, sino presa en su casa, en espera de un juicio por razones políticas, que aún no tiene fecha y que estará desprovisto de garantías procesales como viene ocurriendo en la isla por más de 60 años.

Durante las semanas que duró la primera detención y el primer encarcelamiento sufrido por la joven, agentes de la Seguridad del Estado, a la par de someterla a tratos inhumanos y torturas sicológicas, la instruyeron (lo cual significa una condena anticipada) por los supuestos delitos de «desorden público» y «resistencia», que no son más que herramientas represivas que la dictadura cubana usa contra quienes se atreven a disentir

Fue apresada el 30 de abril en la calle Obispo, de la Habana Vieja, cuando un grupo de comunicadores independientes y activistas cívicos exigieron poder entrar al domicilio del artista disidente Luis Manuel Otero Alcántara, en ese momento en huelga en hambre, luego retenido por varias semanas en un hospital de la capital cubana y hace unos días también excarcelado. 

La reportera, que transmitió en directo a través de Facebook la agresión contra los manifestantes de la calle Obispo, estuvo encerrada en mugrosos calabozos, donde en varias ocasiones le negaron atención médica e incluso fue impedida de recibir las medicinas que sus padres llevaron a la estación policial. Ares padece de endometriosis (inflamación del tejido endometrio que reviste el útero) y desprovista de su medicación sufrió fuertes dolores. 

A través de un video publicado en sus redes sociales, la reportera de Amanecer Habanero, del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), reveló que este medio le asignó cubrir la manifestación pacífica del 30 de abril y que fueron los oficiales del régimen, incluso antes de que ella comenzara a transmitir en vivo, quienes comenzaron el supuesto «desorden público». Una estrategia del régimen para ponerle fin al reclamo pacífico en el espacio público, someter a los manifestantes a distintos niveles de atropello y torturas, y enviar un mensaje de escarmiento a la población. 

«Esto que ocurrió en la calle Obispo fue todo de la nada. De hecho nosotros no fuimos quienes empezamos a gritar, fue al revés, fueron ellos [los agentes castristas] quienes comenzaron a intentar llevarnos. Nosotros estábamos sentados. Supuestamente comenzamos a armar un desorden público, cuando ocurrió todo lo contrario. Fueron ellos quienes empezaron a llevarse a Esteban Rodríguez y no lo íbamos a permitir porque estaba sentado en un banco. Todo lo empezaron ellos. Nosotros ni queríamos hacer lo que hicimos. Nosotros íbamos muy pacíficamente a hacerle una velada a Luis Manuel. Íbamos a grabar, llevábamos flores, velas, y eso era lo que se iba a hacer», relató. 

En su primera aparición pública después de salir de prisión, visiblemente afectada, Ares denunció que el 30 de abril el grupo de manifestantes de la calle Obispo fueron «muy maltratados» y «golpeados» por los esbirros castristas. «A Inti [Soto Romero] lo desmayaron casi en el piso, lo tiraron esposado, le hicieron mucho daño. A Thais [MailénFranco] la maltrataron mucho. Todos fuimos muy violentados». Fueron llevados primeramente a una unidad policial donde trataron de que firmaran una acusación por desorden público y resistencia, pero todos se negaron. 

En el video, con los ojos llorosos, confiesa que todos los detenidos pensaban que ese día les iban a soltar con sólo una multa, pero «fue todo lo contrario». «Primera vez que estaba detenida, primera vez que estaba presa. Me sentía muy mal porque inevitablemente estar en una celda pasando hambre, pasé mucha hambre, mucha mucha hambre, la comida era pésima, bajé mucho de peso, tuve serios problemas de salud allá dentro». 

Confirmó que fue en la unidad de la policía ubicada en las intercepciones de las calles «Séptima y 62», en La Habana, donde permaneció recluida la mayor parte del tiempo. En las pocas ocasiones en que durante su encarcelamiento le permitieron recibir asistencia médica «fue bajo un fuerte operativo militar y bajo el lente de una cámara de vídeo que la filmaba sin su consentimiento», dijo la comunicadora del ICLEP a este instituto. 

Fue víctima de largas horas de interrogatorio, incluso en las madrugadas, con la intención de desestabilizarla. Otra de las torturas fue mantenerle encendida la luz del calabozodurante varios días. «No podía dormir, tenía fuertes dolores de cabeza. Pedía que me apagaran la luz y me dijeron que no podían». 

«Fui sometida a mucha coacción, a tortura psicológica. Estaba en pésimas condiciones y estuve 27 días metida en un calabozo donde no sabía si era de día, si era de noche», lamentó la joven en el video, a quien durante ese tiempo sólo le concedieron una visita de sus padres en Villa Marista (el cuartel general de la Seguridad del Estado), donde no le permitieron «hablar absolutamente relacionado con el caso». «Yo temía mucho por mis padres. Sabía que estaban muy mal». 

El 26 de mayo, para intensificar la reprimenda estatal, Ares fue trasladada la prisión de mujeres de occidente, en el Guatao, donde vivió los últimos días de su primera experiencia en manos de la impunidad de los esbirros y carceleros del régimen comunista. 

Esta semana el castrismo aceptó el cambio de medida que habían solicitado sus familiares y su abogado, y le han puesto bajo prisión domiciliar bajo fuertes coacciones. Le advirtieron que tiene prohibido salir de su casa y que la estarán citando constantemente a las estaciones policiales donde detienen, interrogan y amenazan a los disidentes y periodistas independientes. 

«Hicieron mucho énfasis en dejarme saber que no puedo salir de la casa y que por si alguna razón médica u otra situación personal tengo que salir, primero tengo que llamarlos y ellos decidirán si me dan permiso o no«, dijo al ICLEP. 

En el video publicado en su página de Facebook, explica: «el día que me dijeron que me iban a soltar, me dejaron bien claro que me estaban soltando primero por ser mujer, segundo porque no tenía antecedentes penales, y tercero por mi estado de salud. Ahí me hago una pregunta: ¿Thais no es mujer, como yo? Thais tiene tres hijos menores de edad. Thais es una mujer que lo que hizo fue simplemente expresarse. No agredió a un policía, no cayó en desacato, no se resistió. Entonces son muchas dudas que tengo y no me puedo callar la boca, aunque no pueda salir de mi casa».

«No sé que va a pasar conmigo el día del juicio. No sé si me van a poner multa. No sé si me van a volver a meter presa. No sé si voy a seguir de prisión domiciliar, hasta cuándo.  No sé qué quieren a hacer conmigo. No sé qué tipo de escarmiento quieren hacer con las demás personas que quieran en algún momento expresarse o simplemente filmar una manifestación pacífica», manifestó en el video. 

Ares aseguró que continuará haciendo periodismo independiente y denunciando la situación real de su país.»No voy a apagar mi cámara, ni nadie me va a arrebatar mi teléfono. Mi teléfono es mío, va a estar en mi mano siempre y nadie me lo va a arrebatar y voy a seguir mostrando lo que está sucediendo de verdad en Cuba», concluyó.

Otros 5 de los activistas y comunicadores que se manifestaron el 30 de mayo en la calle Obispo (Esteban Rodríguez, Yuisán Cancio Vera, Inti Soto Romero, Luis Ángel Cuza y Thais Mailén Franco) aún continúan prisioneros, también por los supuestos delitos de «desorden público» y «resistencia», dos de los dispositivos que la ley castrista utiliza para condenar desde hace décadas a activistas políticos y periodistas independientes.

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