Odón Elorza sube a la tribuna de oradores para repetir una de las consignas predilectas entre los diputados de la izquierda o separatistas en la vigente legislatura: anunciar que ETA ya no existe. A veces lo hacen después de nombrar a Franco, la Guerra Civil y el franquismo cuatro o cinco veces. En esta ocasión Elorza lo hace al revés: primero abronca a la oposición por tener el mal gusto de recordar a las víctimas del terrorismo separatista (especialmente a las socialistas, siempre las más incómodas) y después saca a Franco a relucir. “ETA desapareció, ETA no está aquí, aquí no hay terroristas. Aquí lo que hay son franquistas y unas derechas de vocación golpista como en Brasil o como Trump”. Es su reacción a los discursos de los diputados de Ciudadanos (Guillermo Díaz), PP (Edurne Uriarte) y VOX (Curro Contreras), que reprochan al Gobierno que los presupuestos generales del Estado tengan la rúbrica de los herederos del terrorismo vasco bajo el seudónimo de Bildu.
Al día siguiente llega el turno de Macarena Olona, que recuerda que Sánchez ha acercado a 277 etarras a cárceles próximas al País Vasco desde que llegó al poder en 2018. El manual de resistencia era presos por presupuestos. Estas cuentas -al contrario que los PGE- no engañan: cinco etarras cada viernes (“viernes de sangre”, los llama Olona) y la competencia de prisiones transferida a la autonomía vasca gracias al poder de negociación -coacción- del PNV. Olona tira de hemeroteca con el artículo (“Ordóñez, especulador de la verdad”) que en 1988 Elorza dedicó a Gregorio Ordóñez llamándole, entre otras cosas, franquista. Entonces llamar franquista a alguien en el País Vasco era lo mismo que ponerlo en la diana. Macarena cita la respuesta textual de Ordóñez (“A mi querido amigo Odón Elorza”) aparecida poco después en El Diario Vasco: “Me coges en un momento en que estoy tremendamente cansado de esta política de alpargata, de calumnias y mentiras, de usar como único argumento el insulto, voy a intentar no caer en la misma tentación”. Olona, ya de cosecha propia, acusa a Elorza: “Usted llamó franquista a Ordóñez y lo siguiente fue el tiro de ETA y su asesinato”.
Quizá ninguna trayectoria como la de Odón Elorza explica mejor la metamorfosis del PSOE, que pasó de enterrar a sus dirigentes asesinados por ETA a pactar con los verdugos sin mayores dilemas éticos. Antes de rubricar la infamia, Zapatero se encargó de bendecir a Otegui como interlocutor válido, “hombre de paz”, y Sánchez de negarlo todo: “Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o 20. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar”, dijo en Navarra TV en 2015. Claro que mucho antes de todo eso Elorza fue alcalde de San Sebastián durante 20 años, a pesar de que en 1991 su carrera política estaba llamada a la mediocridad y el más absoluto anonimato. Pero aquel año se convirtió en alcalde y pronto destacaría por sus ausencias en los actos convocados por los partidos constitucionalistas después de cada atentado de ETA. En ocasiones el alcalde socialista prefería acudir a los del PNV, incluso una vez participó en una carrera proetarra organizada en beneficio de los “presos vascos”, adelantándose a la hoja de ruta zapaterista.
Todo esto tiene su gracia, su maldita gracia, porque quien hace alcalde a Odón Elorza es Gregorio Ordóñez en las municipales del 91. En ese momento el que manda es Xabier Albistur, de Eusko Alkartasuna (partido separatista de izquierdas), que ya había tenido a Elorza como teniente de alcalde y concejal de Tráfico. Pero no reúne los apoyos necesarios para gobernar. Es el turno del PP que, entre lo malo y lo menos malo, vota a Elorza para convertirlo en alcalde.
Uno de los episodios más destacados durante su largo mandato se produce al principio, en 1992: Odón Elorza se enfrenta en plena calle a unos batasunos que venían de quemar un autobús. Esta semana, para defenderle de los ataques recibidos en el Congreso, el Gran Wyoming ha emitido las imágenes con la intención de mostrar el pasado inmaculado y antibatasuno del socialista vasco. En realidad la valentía de Elorza no era tal, sino más bien impostada. El alcalde se arranca unos metros hacia los cachorros de ETA desde una distancia prudencial y luego hace el amago de quitarse la chaqueta abriéndosela como un desplante torero, pero hace lo que hace porque sabe que detrás hay cuatro cámaras de televisión, agentes de la Ertzaintza, los antidisturbios de la Policía Nacional, la Policía Municipal de San Sebastián y sus guardaespaldas. “¡Cobardes, que sois unos cobardes!”, les grita Elorza.
Días después el alcalde tiene otra oportunidad de demostrar su ‘valentía’, solo que esta vez sin cámaras. Los batasunos le esperan desafiantes cerca del ayuntamiento. Elorza, ahora tan sólo en el radar de los dos policías municipales de la puerta, entra en el bar más cercano que rápidamente echa el cierre. Sin periodistas delante no se ‘rompe la camisa’, y de allí no se va hasta que llegan refuerzos para garantizar su salida.
Pero volvamos al discurso de Olona. Exactamente al final. “Es su decadencia moral lo único que expresa que equiparen a quienes defienden a las víctimas con miserables. Y miserables, sin lugar a dudas, señor Elorza, son los pederastas”. Teniendo en cuenta el silencio mediático que acompaña al caso es entendible que muchos de los que escucharon estas palabras teclearan en Google minutos después “Odón Elorza pederastia”. El resultado de la búsqueda es inequívoco: Kote Cabezudo, fotógrafo y amigo de Elorza durante años, es imputado por delitos de pornografía infantil, corrupción de menores, abusos sexuales, estafa, revelación de secretos, amenazas e injurias. El abogado Mario Díez, que representa a 17 de las 21 mujeres que han denunciado al fotógrafo donostiarra, presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado en la que, según el periodista Melchor Miralles, también acusaban Odón Elorza, que en todo momento ha reivindicado su inocencia, pues ni siquiera ha sido imputado. Lo que sí reprocha una presunta víctima de Cabezudo a Elorza es no haberse interesado por ellas: “Si tuvieras un mínimo de esa dignidad que reclamas, si fueras un inocente, lo primero que habrías hecho es interesarte por mí, por nosotras, consternado de que durante 20 años fueras el máximo responsable de una ciudad en la que el fotógrafo que sacaba guapo al alcalde por las mañanas, violaba a menores de edad por la tarde, yo una de ellas. Pero no, jamás has sentido consternación por eso. Ni un solo segundo tu pensamiento ha estado con nosotras […] cuando Kote Cabezudo sea condenado (lo expreso como una certeza porque no puedo imaginar seguir viviendo sin que seas condenado), tú cargarás para siempre con haber sido el alcalde bajo cuyo mandato Kote, tu fotógrafo, pudo impunemente llevar a cabo 20 infinitos años de atrocidades. Vive con Eso”.
Han pasado tres años y medio y aún no hay fecha para el juicio y, si la demora persiste, el fotógrafo saldrá de la cárcel el próximo 4 de mayo de 2022. “Hay dilaciones sospechosas”, señala el abogado.