“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza un refrán popular. Y lo traigo a colación porque el candidato del partido Perú Libre, Pedro Castillo, intenta pasar agachado para coronarse como presidente de esa nación en la segunda vuelta electoral del 6 de junio próximo.
Es decir, el Castillo que hoy se muestra en campaña ha moderado su discurso, lo potabiliza y edulcora para ganar adhesiones de indecisos y centristas. Sin embargo, Castillo ya no puede –aunque lo intente–, ocultar amigos y conexiones comunistas impresentables, pensamientos e ideologías progres y destructivas –como el modelo aplicado en Venezuela por Nicolás Maduro, que acabó con el país otrora pujante–.
Como puede constatarse en la página del Foro de Sao Paulo, esa organización castro-comunista tiene entre sus partidos miembros la tolda que postula a Pedro Castillo, Perú Libre –como también está el Partidos Socialista Unidos de Venezuela (PSUV)–, organización a la que pertenece el okupa del Palacio Miraflores.
El 20 de abril, el expresidente de Bolivia, Evo Morales, miembro del Foro de Sao Paulo, acusado de pedofilia y obligado a renunciar por cometer fraude, escribió en su cuenta de Twitter:
Saludamos y expresamos respeto y admiración a Pedro Castillo de Perú que tiene un programa similar al nuestro: revolución democrática y cultural pacífica, defendiendo recursos naturales e impulsando una Asamblea Constituyente, en beneficio del pueblo para que haya justicia social pic.twitter.com/yJPSMWn5UJ
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) April 20, 2021
Un día después, el expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, también integrante del Foro de Sao Paulo, pidió votar por Pedro Castillo.
«Les pido a los compañeros socialistas y a todos los que tienen una visión progresista, a los peruanos enfrentar el terrible dilema de caer en el rumbo Fujimori», dijo.
Otro de los padrinos de Pedro Castillo –el más relevante– es Vladimir Cerrón, jefe del partido Perú Libre, quien se formó en Cuba, es abiertamente castro-comunista y enemigo de la empresa privada.
El pasado 22 de febrero, interrogado sobre su opinión respecto de los tiranos y violadores de derechos humanos, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, Pedro Castillo respondió: “¿Quienes somos nosotros para juzgar a otras personas? Primero hay que solucionar los grandes problemas del país. Se ha estigmatizado eso y de allí se quieren colgar para minimizar nuestra lucha. Una comunidad de cara al bicentenario donde no hay servicio eléctrico ni agua potable. Nicolás Maduro es una persona que ha elegido su pueblo, en un acto democrático, tiene un Congreso de la oposición”.
Más evasivo, imposible. Además, ignora que el Congreso fue recuperado de facto por el chavismo después del fraude del pasado 6 de diciembre.
Dentro de su programa, Pedro Castillo plantea: “Gran razón tenía Lenin cuando manifestó que la verdadera libertad de prensa en una sociedad solo es posible cuando ésta se libere del yugo del capital. Asimismo, Fidel manifestó: el problema no es que mientan, el problema es cómo nosotros decimos las verdades”.
Marxista total que destruirá –de ganar– la democracia y al Perú.
El plan de gobierno del partido Perú Libre se define como «socialista, marxista, leninista y mariateguista«, y propone que el Estado cobre un 80 % de las utilidades. En caso de que no se acepten las condiciones, se procedería a las nacionalizaciones.
Propone estatizar las empresas del sector extractivo como hidrocarburos, petróleo y minería, así como distanciarse del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los Estados Unidos. Esta receta es harto conocida en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Terminó sepultando los sueños de los ciudadanos y residentes de esos países.
Pedro Castillo es la copia fiel de Hugo Chávez Frías, quien una y otra vez expresó: “reconozco que mi pasado golpista le mete miedo a la gente”. Por ello -como lo hace hoy Castillo- edulcoró y potabilizó su mensaje en la campaña de 1998, vendiendo la idea que con él en la presidencia la diversificación del aparato productivo sería una realidad que crearía plazas de empleos y mejores salarios para todos. Los venezolanos compraron esa mentira y otra más: “si en la mitad del mandato el pueblo quiere que me vaya, lo haré, el pueblo es el soberano”.
Chávez, no diversificó nada. Por el contrario: confiscó y destruyó todo lo que pudo, manteniéndose por 14 años en el poder –hasta su muerte–.
Solo en Perú hacen vida más de un millón de ciudadanos que han huido de Venezuela producto de la inseguridad, el desempleo, inflación y escasez iniciada por Chávez y profundizada por su sucesor. No tengo dudas que Castillo hará lo mismo si los peruanos lo dejan.
¡No se dejen!