Tras un período legislativo agitado por la salida de cuatro presidentes, los más de 25 millones de peruanos que están llamados a las urnas este domingo depositarán un voto que se intuye como clave para una ansiada estabilidad política, en una jornada marcada por el coronavirus.
Durante la jornada de elecciones generales, los ciudadanos también elegirán a dos vicepresidentes, a los 130 miembros del Congreso y a cinco representantes del Congreso Andino.
A las turbulencias políticas vividas durante los últimos 5 años, se le suma la particularidad de una votación en mitad de una pandemia y la difícil situación que atraviesa el país. La economía peruana se contrajo un 12,9 por ciento en 2020, situándose entre las peores de América Latina, recuerda el ‘think tank’ AS/COA.
Por otro lado, la nación andina registró la segunda tasa más alta del mundo de mortalidad por coronavirus per cápita a finales del año pasado, y actualmente implementa una estrategia de vacunación que dista de haber conseguido cierta inmunidad para acudir a las urnas.
La pandemia, además, ha supuesto inconvenientes en cuanto que los residentes peruanos en diversos países no podrán depositar su voto -a pesar de que es obligatorio con multas a quien no lo haga- debido a las restricciones por la crisis sanitaria. Entre las naciones que han adelantado que no podrán disponer de mesas electorales están Chile -que ha aplazado sus propias elecciones del domingo-, Venezuela, Paraguay o Aruba.
A pesar de que las encuestas no arrojan claridad sobre quiénes serán los aspirantes que pasarán a la segunda vuelta, si que anticipan que más de 10 partidos entrarán al Congreso, algo que dejaría una cámara sumamente fraccionada y podría poner en jaque la gobernabilidad de la futura Administración.
La relación hostil entre el Ejecutivo y Legislativo ha propiciado que en menos de tres años haya habido tres presidentes y dos formaciones del Congreso, por tanto será primordial para el próximo inquilino del Palacio de Miraflores tener una buena relación de trabajo.
En cuanto a la Presidencia, un candidato necesitaría más del 50 por ciento en esta primera vuelta para ganar los comicios, algo que no suele ser muy común en las presidenciales peruanas y que en esta ocasión se perfila como prácticamente imposible, por lo que ya se piensa en la segunda vuelta que se celebrará un mes después de que se anuncien los resultados del domingo.
Los perfiles
Un total de 18 candidatos aspiran a ocupar el Palacio de Miraflores, aunque ninguno supera el 15 por ciento de intención de voto según las últimas encuestas, mientras que a los cinco primeros solo les separa menos de dos puntos porcentuales, cifras que dibujan una incógnita sobre los postulantes que pasarán a segunda vuelta, ya que con las cifras previstas hasta ahora ninguno alcanzaría el 50 por ciento necesario para ganar en esta ocasión.
Sin duda, el ganador al que apuntan los sondeos es el voto en blanco, que acumula un 17 por ciento de las papeletas.
El sistema de partidos y la tradición política peruana están marcados por el surgimiento fugaz de nuevos partidos que en cada nueva etapa electoral se lanzan con candidatos independientes que no suelen tener permanencia a largo plazo en el espectro político.
A la cabeza de las encuestas se sitúa Yonhy Lescano, un exparlamentario de izquierdas -aunque conservador en temas sociales- del partido Acción Popular, con un 10 por ciento según la encuestadora IPSO recogida por ‘El Comercio’, que a pesar de empezar el año con gran ventaja sobre sus competidores, ha visto como con el paso de los meses se ha desinflado su apoyo.
Lo sigue Fernando de Soto, un economista especializado en Economía de Avanza País, con el 9 por ciento, a quien se le critica, no obstante, haber sido uno de los principales asesores del expresidente Alberto Fujimori en la década de los noventa y uno de los encargados de imponer el shock económico. También se le reprocha haber asesorado a regímenes autoritarios como el de Muamar el Gadafi o el de Hosni Mubarak.
No obstante, De Soto compite por el segundo lugar con la exparlamentaria de izquierda progresista Verónika Mendoza, que se sitúa en tercer lugar según las encuestas con Juntos por el Perú. Entre otras críticas, se le afea haber tardado en tildar como «dictadura» el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y que acude a la cita electoral con la promesa de llevar a cabo una consulta ciudadana para convocar una asamblea constituyente con las miras puestas en sustituir el modelo de libre mercado.
Keiko Fujimori, la hija del expresidente Alberto Fujimori, se disputa el cuarto lugar de los favoritos a las urnas -rondaría el 8 por ciento-. Representante de la derecha conservadora y a la cabeza de la formación Fuerza Popular, es la tercera vez que Fujimori se postula a unas presidenciales peruanas, esta vez con una investigación pendiente por el caso Odebrecht.
Fujimori, que siempre ha aglutinado a la derecha, acude a las urnas con una disminución de apoyo después de que se le culpe en cierta medida de la crisis política desatada en el país cuando el Congreso, donde su partido ostentaba la mayoría, apartara del cargo al expresidente Pedro Pablo Kuczynski.
Por último, el exjugador de fútbol y exalcalde de La Victoria George Forsyth, de Victoria Nacional y también con el 8 por ciento, se presenta como una opción de centroderecha que ha adoptado un discurso contra los políticos tradicionales con la vista puesta en los jóvenes.
Convulsión política
Los acontecimientos se precipitaron en Perú cuando el 23 de marzo de 2018, tras haber superado una moción de censura previa, el Congreso forzó la salida de Pedro Pablo Kuczynski por su presunta implicación en la trama de pago de sobornos a cambio de favores políticos, en el marco de las corruptelas de la constructora brasileña Odebrecht.
Tras su salida, Martín Vizcarra, su ‘número dos’, ocupó la Presidencia, aunque su tiempo en el poder no estuvo exento de turbulencias. En septiembre de 2019 disolvió en Congreso para forzar la convocatoria de nuevas elecciones el 26 de enero de 2020, acción que finalmente no prosperó.
Un año después, la implicación de Vizcarra en casos de corrupción le llevó a un primer juicio político que logró superar, aunque en noviembre el Congreso aprobó una moción de censura contra él por sospechas similares. Cabe destacar que el caso Odebrecht ha salpicado a los cuatro presidentes anteriores a Vizcarra: Alejandro Toledo, Álan García, Ollanta Humala y Kuczynski.
El entonces presidente del Congreso, Manuel Merino, fue nombrado presidente, una decisión que desató el rechazo entre la población, que salió a las calles para protestar contra el nombramiento en unas manifestaciones que fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad y que se saldaron con la muerte de dos personas.
Tras seis días en el cargo, Merino dimitió, agravando aún más la crisis que arrastraba Perú y la desconfianza en la política de la ciudadanía. El congresista Francisco Sagasti asumió la Presidencia interina entonces, y hasta el momento ha ejercido el cargo, unos meses también plagados de escándalos, el más mediático el conocido como ‘Vacunagate‘, con la inmunización contra la COVID-19 de forma subrepticia de altos cargos de la Administración.