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LA FÓRMULA DEL FRAUDE QUEDA EN EVIDENCIA

La presidenta del Tribunal Electoral de Nicaragua, una fanática del dictador Daniel Ortega

Daniel Ortega pone su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Brenda Rocha, la presidenta del Consejo Supremo Electoral (CSE). El tirano cierra los ojos mientras ella, sonriente, le acaricia el brazo. La mujer ve al dictador con ojos de admiración. 

La escena quedó captada en una fotografía durante un acto partidario el pasado 19 de julio que revela un momento de intimidad entre el caudillo y la recién nombrada magistrada.

Rocha, una fanática militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), será la encargada de contar los votos en las elecciones del próximo 7 de noviembre, en las que Ortega se presentará como el candidato presidencial de ese partido que desde 1984 nunca ha tenido nuevos liderazgos.

Ortega designó a los nuevos magistrados en el CSE con base en “lealtad” seis meses antes de los comicios, ocho de los diez no tienen experiencia en materia electoral, los otros dos fueron reelectos en el cargo, entre ellos el expresidente de ese poder del Estado, Lumberto Campbell, sancionado por Estados Unidos en noviembre de 2019 por facilitar y avalar los fraudes electorales del FSLN desde 2008.

Rocha de 54 años y graduada de abogado no ha tenido una vida profesional destacada. Nunca tuvo un cargo importante antes de su nombramiento, y en los casi 15 años que Ortega lleva en el poder mantuvo en perfil bajo. 

Desde el 2011 es concejal de Managua, ocupaba el cargo de secretaria suplente del Consejo Municipal, antes fue procuradora auxiliar en la Región Atlántico Norte de Nicaragua, y forma parte de las estructuras partidarias del FSLN como secretaria política y coordinadora de los Gabinetes de la Familia en el barrio donde reside en Managua.

El hecho por el que más se le conoce fue por la pérdida de su brazo derecho durante un ataque de la “Contrarrevolución”, integrada por un ejército de campesinos que se alzaron en armas para defenderse de la persecución de la dictadura que se instauraba en Nicaragua tras la toma del poder del sandinismo en 1979. 

Era el año 1982 y Rocha, con 15 años, era una miliciana en la zona de Bonanza, zona minera en el Caribe Norte. Custodiaba la planta hidroeléctrica con armas de guerra junto con otros siete milicianos cuando un grupo de la “contra” atacó la planta con el fin de asestarle un golpe al régimen. Hubo muertos entre ambos bandos, pero la milicia sandinista llevó la peor parte, solo Rocha sobrevivió y perdió el brazo derecho debido a la tardía atención. 

Los medios de comunicación sandinistas, incluyendo los independientes, se han encargado de construir un perfil alrededor de Rocha como “heroína” con una historia llena de drama y “fortaleza” a favor del sandinismo. La propaganda mediática del régimen sandinista la bautizó como “la sonrisa de la revolución” y medios independientes han seguido ese discurso durante años.

En el hospital fue visitada por los “comandantes” de la llamada revolución sandinista, entre ellos Ortega y el hoy fallecido Tomás Borge, jefe del represivo y tenebroso ministerio del Interior en ese entonces, que explotaron mediáticamente el suceso que cambió la vida de la joven campesina.

Admiradora de Ortega y Murillo 

Rocha repite el discurso del régimen que argumenta que las protestas antigubernamentales de abril de 2018 fueron un “golpe de estado”. La funcionaria dijo “admirar” la capacidad de “conducción” de quien llama “comandante presidente Daniel Ortega”, que según su juicio “puso a prueba su capacidad estratégica para derrotar el fallido intento de golpe de Estado”.

Las protestas de abril dejaron un saldo de 325 muertos, más de 2.000 heridos, centenares de presos políticos y más de 100.000 exiliados producto de la represión gubernamental.

La adulación de Rocha no se limita solo a Ortega, también “reconoce la capacidad de dirección de la compañera vicepresidenta de Rosario Murillo, orientando y guiando al pueblo con sabiduría por el rumbo de la reconciliación y la paz”, según dijo al medio prorégimen Visión Sandinista.

La hoy presidenta del CSE, es una de las promotoras de la Ley de cadena perpetua en Nicaragua. Presentó ante la Asamblea Nacional las supuestas firmas de 3 millones de nicaragüenses para la aprobación de la legislación que la oposición sostiene fue creada y aprobada para reprimir a los adversarios políticos de Ortega. 

El régimen sandinista argumenta que la mencionada ley esta dirigida a los culpables de crímenes crueles, atroces de odio, inhumanos, humillantes y denigrantes”. Rosario Murillo califica las denuncias de la oposición como actos de “odio”.

Por tanto, la designación de Rocha -y de los otros nueve magistrados electorales- no generan un clima de confianza en las próximas elecciones debido a sus alianzas con Ortega, el fanatismo y la militancia sandinista.

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