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Las imágenes que prueban el fraude flagrante

¿Pruebas de fraude? Espera, que te lo cuento con un vídeo

State Farm Arena, convertida en colegio electoral, Atlanta, Georgia. Noche electoral, 10:25 p.m., hora local. Se dice a los empleados, voluntarios y observadores que salgan del edificio. Se queda un puñado de personas que, al verse solos, sacan de debajo de las mesas maletas llenas de papeletas y empiezan a procesarlas.

¿Otro de esos testimonios que nos cuentan los trumpistas en un goteo que se hace pesado por lo reiterativo y que, en cualquier caso, no impresiona a quien está decidido a negar el fraude? No, esta vez se trata de un vídeo, una grabación de las cámaras de seguridad. Negarlo es ya, digamos, un poco difícil.

Ayer, creo, se cruzó un punto de no retorno con la publicación de este vídeo de fraude flagrante. Las imágenes son muy potentes, e imposibles de ignorar. No son declaraciones juradas, que los espontáneos antitrumpistas rechazan con tan arrogante ligereza. Esto no va a pasar y olvidarse, no se va a esfumar, no va a desaparecer. 

Incluso el gobernador republicano de Georgia, considerado como un traidor por los trumpistas y por el propio Trump por haberse apresurado a declarar el estado por Biden, se ha visto obligado a demandar una auditoría de firmas en los votos.

El asunto está pasando de muy serio a francamente peligroso, y cuando se estudie a la distancia creo que todos los cronistas se preguntarán cómo los medios más prestigiosos del mundo, los periodistas más celebrados y cotizados pudieron ignorarlo y mirar para otro lado. Es francamente surrealista. O lo sería si no hubiera explicaciones más deprimentes.

Incluso dándoles la razón y suponiendo que todo esto es un elaboradísimo montaje para robarle la investidura a un legítimo Biden, una operación tan compleja que implica a un presidente de Estados Unidos, a algunos de los abogados más prestigiosos de América y al ex alcalde de Nueva York, el legendario Giuliani, ¿no es noticia de primerísima página?

Es poco creíble que Joe Biden haya obtenido más votos que el venerado Barack Obama

Mientras, el Proyectado, Joe Biden, ha concedido una entrevista a CNN en tándem con su vice, la siniestra Kamala Harris, que le mira con ojos de codiciosa heredera, en la que ha soltado una de sus ‘bidenadas’. Preguntado por su relación con Harris, salió con una broma que, en las circunstancias actuales, tiene la gracia donde las abejas el aguijón: que, en determinadas circunstancias de desencuentro con su pareja de tándem electoral, fingiría una enfermedad y se retiraría. Dado que es lo que muchos, muchos, en su partido y en el contrario, piensan que es exactamente el plan desde el principio, el chiste resulta violento.

La absoluta falta de carisma del presunto ‘presidente proyectado’, los indicios clamorosos que ha dado durante la campaña de padecer algún tipo de problema cognitivo relacionado con la edad, el descontento que suscita en la base electoral demócrata y su incapacidad de concitar entusiasmo ni en sus íntimos es, en parte, lo que hace tan poco creíble que haya obtenido más votos que el venerado Barack Obama, incluso entre los votantes negros de determinadas circunscripciones. 

De hecho, los medios no se cortaban a la hora de presentar a la Harris como la “primera presidente de los Estados Unidos”, dando por cierto que el plan es que el abuelo haga mutis por el foro al año de la investidura, como tarde. 

Y para terminar con otra noticia positiva, cuarenta estados norteamericanos presentarán una demanda por abuso de posición dominante contra Facebook. Ya. Era. Hora.

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