Oliver Dowden reclama a las ‘Big Tech’ un esfuerzo para controlar posibles mensajes «racistas o radicales» en las principales plataformas de redes sociales.
El secretario de cultura del Reino Unido, Oliver Dowden, ha explicado que el Gobierno de Boris Johnson buscará regular las empresas tecnológicas bajo los índices de radiodifusión del país si no controlan los contenidos en las plataformas de redes sociales.
A raíz de la polémica por el veto a Donald Trump y a miles de usuarios conservadores en redes sociales, Dowden ha reclamado a las ‘Big Tech’ una mejora en los sistemas de control: «No deben permitir que el racismo se contagie en las plataformas, y si no lo hacen deberán enfrentarse a las consecuencias judiciales».
El diputado conservador ha hecho referencia al Ofcom, el organismo que regula los contenidos en los canales de radio y televisión del país, y ha recordado que podría estar facultado para promulgar sanciones penales contra los ejecutivos se considera que sus plataformas «no están tomando medidas enérgicas contra el discurso con la suficiente fuerza».
“No queremos usar ese poder, pero si creemos que el paquete de medidas que estamos imponiendo no es lo suficientemente efectivo, nos reservamos el derecho de aplicar sanciones penales», ha aseverado.
‘La cultura de cancelación de las grandes tecnológicas no es democrática’
Por su parte desde Polonia, el viceministro de Justicia, Sebastian Kaleta, ha denunciado que «la cultura de cancelación de las grandes tecnológicas no es democrática» tras la persecución a los discursos conservadores y alternativos en las redes sociales.
En declaraciones a Breitbart Londres, ha señalado que las ‘Big Tech’ están trabajado conjuntamente para promover un entorno social favorable a las posturas progresistas. «Cancelar la cultura tiene como objetivo hacer que la gente tenga miedo de expresar sus opiniones», ha apuntado Kaleta, al tiempo que ha avisado que desde el Ejecutivo polaco estarán «vigilantes» ante esta ofensiva totalitaria.
«La presión de la extrema izquierda ha pasado de la corrección política blanda a una fase mucho más dura, la de cancelar la cultura… es muy preocupante, y recuerda más a los estándares bolcheviques que a los democráticos», ha dicho.