El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, Salvador Romero, ha anunciado este miércoles su renuncia al cargo que asumió tras entrar al ente designado por Jeanine Áñez en su condición de presidenta interina.
«La razón por la cual acepté la encomienda de integrar y presidir el Tribunal Supremo Electoral en la época más desafiante desde el retorno a la democracia se ha cumplido», ha precisado Romero en una rueda de prensa.
El politólogo y académico llegó al TSE como vocal designado por Áñez, como cuota del Poder Ejecutivo cuando se recompuso el órgano electoral en diciembre de 2019, en ejecución de un acuerdo político para superar la crisis tras la renuncia de Evo Morales a la presidencia.
Romero ha explicado que formalizará su renuncia este jueves para cerrar así «una etapa personal» y concluir «una fase institucional con un tribunal presto para encarar nuevos desafíos».
«Parto como llegué, hombre libre de ataduras, independiente de fuerzas políticas o intereses de grupo», ha asegurado, para añadir que Bolivia había avanzado en la consolidación de un sistema electoral sólido, «como piedra angular de la democracia y punto de reencuentro de los bolivianos más allá de diferencias».
Asimismo, ha recordado que asumió el cargo en un momento de «una quebrada confianza de la ciudadanía» en el tribunal tras un acuerdo político en 2019 que determinó «anular las elecciones de 2019 cuyo desenlace no aceptaron ni competidores ni la comunidad internacional«, informa ‘La Razón’.
«Octubre y noviembre de 2019 mostró cuán indispensable es la elección limpia para el régimen democrático y cuán frágil resulta la coexistencia sin ella. Como país nos jugábamos la democracia y la paz, de ese tamaño era el desafío, sin duda el reto era colectivo y como país lo resolvimos con la férrea voluntad del órgano electoral en la primera línea», ha agregado.
El presidente del TSE ha lamentado también que la institución electoral ha sido «golpeada con saña por doquier».
«Amenazas, hostigamiento desde todos o casi desde todos los frentes políticos, a veces sucesivas, en otras ocasiones, simultáneos; presiones de organizaciones sociales, regionales, corporativas; acechanzas de otros poderes», ha añadido.
Tras la renuncia de Romero, el presidente boliviano, Luis Arce, puede nombrar a otro representante ante el máximo tribunal electoral del país.
Mientras, la oposición ha mostrado su preocupación por el «riesgo» de que el Movimiento Al Socialismo (MAS), partido del presidente, tome el control del poder electoral.
En concreto, el expresidente y jefe de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, ha lamentado así la decisión de Romero, mientras el empresario y jefe de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, ha apuntado que el aún presidente del TSE «deja el poder electoral en manos del MAS».
«Es una mala noticia para la democracia. Debemos trabajar unidos para que el MAS respete la democracia y no acapare todo el poder», ha reclamado Doria Medina.
Por su parte, el expresidente Evo Morales ha señalado que la «renuncia de Salvador Romero es la prueba inobjetable de que nunca hubo fraude» y que «al comprobar que la verdad y la búsqueda de justicia se acercan a autores y cómplices del golpe, deja el cargo para deslindar cualquier responsabilidad».
Bajo la presidencia de Romero, el TSE ha dirigido dos procesos electorales, uno nacional y otro de renovación de todos los gobiernos regionales.
Las elecciones generales fueron pospuestas varias veces por la pandemia y terminaron realizándose el 18 de octubre de 2020, con victoria al MAS; mientras, las elecciones regionales, de gobiernos departamentales y municipales, se efectuaron el 7 de marzo de 2021, con una segunda vuelta un mes después en cuatro departamentos.