«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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En una presunta operación para procurarle una salida elegante a Ortega

Sergio Ramírez: ¿El ‘caballo de troya’ del sandinismo disidente en Nicaragua?

El líder del sandinismo disidente, Sergio Ramírez. Europa Press

Es elogiado por algunos sectores por su obra literaria, ha recibido premios por sus trabajos, pero su pasado por los crímenes cometidos por el sandinismo durante el primer régimen (1979-1990), en el que el escritor y exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez Mercado gobernó junto a Daniel Ortega y los nueve comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), lo persiguen.

Robos de propiedades, aprobación de leyes en contra de la población, presos políticos, torturas, persecución a la iglesia católica, censura a la prensa, fusilamientos, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, son parte de las barbaries cometidas por la cúpula del sandinismo en la llamada ‘década perdida’, la época en que el FSLN instauró una dictadura socialista con el apoyo de Cuba, un tema del que poco se habla actualmente por intereses políticos y afinidades ideológicas.

Ramírez recibió el Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad de Costa Rica (UCR), en reconocimiento a su labor como escritor, periodista y político, pero de los crímenes que cometió el sandinismo en los 80 no se mencionó nada en aquel acto. Días antes, lo recibió también la Universidad Nacional (UNA), en ese mismo país.

Un grupo de nicaragüenses exiliados en Costa Rica protestó contra Ramírez, pero de eso la mayoría de los medios nicaragüenses no hablaron por la censura, su apoyo al sandinismo disidente, y por la creencia de que escarbar ese pasado “maloliente” sería hacerle el “juego” a Ortega, pese a que las víctimas claman por justicia.

Ninguno de los que gobernaron en esa época asumen responsabilidad por aquellos crímenes y abusos. Tampoco han sido juzgados gracias a la “amnistía” que tanto el sandinismo como el Gobierno de Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997), aprobó. Hoy una parte de ese sandinismo que gobernó con mano dura está en el poder; la otra es parte de la “oposición” a Daniel Ortega, pero no al sandinismo. Añoran volver al poder con la salida de su antiguo socio, el tirano Ortega, para rescatar la “revolución” perdida y el partido “robado” por el dictador. Para ese fin también han creado una red de oenegés con las que subsisten y hacen política.

Separado de Ortega desde 1995, cinco años después de la derrota electoral, Ramírez fundó su partido el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), hoy llamado “Unamos”. Fue candidato a la presidencia en 1996, pero tras la derrota se retiró de la política y se dedicó a escribir, logrando reconocimientos como el Premio Miguel de Cervantes otorgado por el ministerio de Cultura de España en 2017.

Pero, aunque separados, el partido de Ramírez apoyaba en las elecciones a Ortega habitualmente. Sin embargo, hoy es un crítico de la dictadura de su antiguo camarada. Tuvo que abandonar el país por las acusaciones del régimen contra su “Fundación Luisa Mercado”, por supuestos “delitos”.

Y es que el tirano sandinista está empleando las mismas estrategias de horror que aplicó en los 80, pero esta vez incluye hasta a los que gobernaron con él en ese periodo. El escritor sandinista vive exiliado en España.

“Caballo de Troya”

Aunque su objetivo es liderar la oposición, el sandinismo disidente no ha logrado aglutinar alrededor suyo a la oposición nicaragüense que se estima es superior al 80%, que es el porcentaje que se abstuvo de votar en las fraudulentas elecciones pasadas en las que Ortega se declaró “ganador”.

La disidencia sandinista busca llegar al poder y por años se ha preparado con la creación de medios de comunicación; cuenta con una red internacional de apoyo, incluso financiero; sin embargo, le falta el ingrediente principal: la confianza de la gente.

Y aunque “retirado” de la política, Sergio Ramírez, es “el caballo de troya” del sandinismo divorciado de Ortega, sostiene el analista político Luciano Montti, que radica en Nicaragua y a quien identificaremos con ese nombre por razones de seguridad.  

Es la oposición globalista donde predominan los sandinistas. Además, insisto, creo que hay conversaciones muy puntuales en la familia sandinista toda, los que rodean a los Ortega Murillo y los de Costa Rica. [El exmagistrado de la Corte Suprema, Rafael] “Payo” Solís es uno de esos operadores. Para ellos, los sandinistas, al salir Ortega deben subir a otro sandinista con contactos internacionales y ‘fama de intelectual y demócrata’. Ramírez Mercado es esa ficha que han creado”, apuntó.

“Sin embargo, creo que más del 90% del pueblo nicaragüense es antisandinista y eso complica los planes globalistas del sandinismo disidente. Llegará un momento, muy posiblemente que, ante la intransigencia y represión de Ortega, Ramírez Mercado encabezará algún tipo de junta de gobierno transitorio para garantizar espacios al sandinismo. Todos son cálculos políticos. La realidad podría ser otra si estalla socialmente la situación”, apunta el analista.

Un escenario que podría ocurrir ante la presión de Ortega contra la población, la falta de empleo y la pobreza.

Para el analista, el interés de permanecer gobernando ya sea en el poder o desde abajo, como lo hicieron durante los 16 años de gobiernos electos democráticamente, es por temor a perder las riquezas acumuladas al amparo del poder y a ser juzgados. “Precisamente por eso no pueden perder poder los sandinistas. Acabarían presos y en la calle. Ellos (las distintas tendencias del sandinismo) están claros de eso”, aseveró.

En ese último aspecto coincide la empresaria Noemí Pavón Gallard, exiliada en Costa Rica desde 2016, por las amenazas del régimen de Ortega.

Ortega y Ramírez cometieron delitos y crímenes de lesa humanidad ejecutados durante los años 80. Eso les motiva a un interés de perpetuar al sandinismo con o sin Ortega. Por eso la dirigencia del MRS, Unamos, se refugia con los comunistas y socialistas académicos de las Universidades del mundo, para lavarle las manos a Sergio Ramírez Mercado”, dijo Pavón.  Para ella, Ramírez es el último recurso del sandinismo disidente de llegar al poder por medio de una “negociación”.

El exiliado Christiam Martínez, cree que la estrategia del sandinismo disidente, es presentar un líder que goce de reconocimiento de políticos y aliados en Europa, Estados Unidos y América Latina, algo que no han logrado.  Sostiene que esas características las han venido creando alrededor de Ramírez, reconocido como “político” por la UCR.

Detrás de él estaría el exgeneral sandinista Humberto Ortega, hermano del dictador. Fue el hombre a cargo del Ejército Popular Sandinista (EPS), y es señalado por crímenes de lesa humanidad, como el caso de “La Navidad Roja”. Hoy reside en Costa Rica y es un hombre rico, que aparece de vez en cuando en las páginas de opinión del diario La Prensa, opinando sobre la situación política y buscando un aterrizaje “suave” para su hermano. El maneja enlaces políticos en Centroamérica y Estados Unidos.

Martínez sostiene que existe el interés de la continuidad del sandinismo, con lo que a su juicio no podrían propiciarse los verdaderos cambios que el país requiere. 

¿Y los derechos humanos?

Pavón dice creer no equivocarse con los viajes de Ramírez por el mundo los últimos 2 años buscando el apoyo de sus amigos políticos de la izquierda para ejercer el “plan” de la continuidad del sandinismo post Ortega.

Es inverosímil ver que dos Universidades de Costa Rica le estén entregado dos Doctorados Honoris Causa por sus obras literarias y volteen la cara hacia un lado cuando tiene que ver con la historia sangrienta que también escribió con sus manos durante los 11 años de la revolución sandinista.  

“El significado de un Doctorado Honoris Causa, se entrega por causa de cualidades humanas que conllevan al cumplimiento de deberes con los semejantes en base al respeto a la vida. Es el más alto honor a las personas con un verdadero y justo testimonio social, reconocido e intachable”.

“En el caso de Sergio Ramírez Mercado no califica en ninguna de las especificaciones señaladas, pues su vida está salpicada de acciones delictivas y violaciones a los derechos humanos. Que no hayamos podido llevarlo ante la justicia internacional obedece a que Ortega y Ramírez promulgaron leyes de ‘Amnistía’ que han dejado que estos crímenes lleven 40 años en impunidad”.

Para la activista, el mensaje que dan los que dicen defender los derechos humanos es que no importan los crímenes, siempre y cuando seas buen escritor.

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