Las autoridades de Ecuador autorizaron a la selección nacional de fútbol a jugar en compañía de su fanaticada contra la selección de Brasil este jueves 27 de febrero, en el marco de las eliminatorias del próximo mundial. Luego de más de dos años de la covid-19 la población clama el retorno a las actividades.
El rol del presidente Guillermo Lasso fue clave, puesto que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional desaprobó la participación de los aficionados, alegando el pico de contagios. «Sin el aliento de los Hinchas: ¡El COE no aprobó el pedido para que juegue con público la Selección!», exclamó el portal Fútbol Ecuador, ante la negativa de las autoridades sanitarias. Dos días después esto se revirtió.
Lasso exhortó al COE que revisara la prohibición de público y sugirió que se permitiese un 50% de la capacidad del estadio para evitar contagios, 10% menos del aforo que solicitó la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
Ante la incertidumbre, la FEF envió los boletos electrónicos a los correos de los aficionados que los compraron con anticipación “en caso de que el COE revea su decisión”. Las entradas se agotaron en diciembre, un mes antes del partido.
El Colegio de Médicos se opuso
Pero no todos están contentos con la resolución. En la víspera del partido, el Colegio de Médicos de Pichincha, la provincia donde se disputará el partido, pidió al COE nacional que no permitiese la presencia de hinchas en el partido. Su último clamor fue el día miércoles 26 de enero y fue, por cierto, el segundo en una semana.
“Se debe priorizar la salud”, dijeron por medio de su perfil en redes sociales, luego que se anunció el exhorto del presidente, Guillermo Lasso. “Los médicos estamos agotados”, reclamaron frente al repunte de casos positivos con el virus.
Más del 80 % de los ecuatorianos están vacunados
Una de las promesas de campaña de Guillermo Lasso fue lograr la vacunación de más de la mitad de la población (nueve de 17 millones) en 100 días y lo logró. Ahora más del 80% de los ecuatorianos están vacunados. De hecho, es requisito estar vacunado para ingresar a los estadios como espectador.
Todo con el afán de “volver a la normalidad”. Por eso y más, se generó indignación en la población que no se permitiese a la hinchada el ver a su selección de fútbol. Dado que se han cumplido las disposiciones para volver a participar de las actividades cotidianas.
No obstante, esas mismas restricciones generaron indignación. Pues ha habido muchos frenos para el retorno a clases de los niños, luego de dos años de paralización por causa de la pandemia. Causó así molestia que se permita ir a la cancha pero no a clases. Dada la presión, se logró restituir la escolarización. Pero hubo resistencia en ciertos sectores, como Guayaquil.
Este caso evidenció la enorme burocracia que existe de por medio y que evita la normalización de las actividades. Tanto que el COE nacional pidió intervención del Ministerio de Gobierno para que este a su vez convoque a las fuerzas de seguridad ante la intromisión de las administraciones locales que impiden el acceso a las escuelas y colegios.
COE nacional solicita al Ministerio de Gobierno la participación de la fuerza pública en establecimientos académicos ‘para evitar acciones de los gobiernos locales que atenten contra el derecho a la educación’ ► https://t.co/xQ58SOaT5B pic.twitter.com/IK2cFQXXou
— El Universo (@eluniversocom) January 27, 2022
Aunque la Organización Mundial de la Salud ya anunció que el virus no se erradicará sino que pasará a ser endémico como la gripe, el miedo sigue siendo un factor común para impulsar las medidas draconianas que no reducen los contagios, solo las libertades. Son cada vez más los países que levantan las restricciones. Dinamarca decretó el fin de la pandemia, por ejemplo. Si bien Ecuador está lejos de alcanzar la libre circulación, el hecho de que se pueda asistir al partido de la selección es un paso hacia lograrla.
Además, la selección de fútbol es un símbolo de unidad, en medio de tantas diferencias, regionales, políticas e ideológicas. De modo que la tricolor podría ser el paso hacia la valoración de la cada vez más escasa libertad.
