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FERRAGNI PRESENTÓ RECIENTEMENTE EL FESTIVAL DE SAN REMO CON "SEIS VESTIDOS FEMINISTAS"

El último escándalo de Chiarra Ferragni: la influencer progre multada por falsa beneficencia y criticada hasta por Meloni

Chiara Ferragni. Instagram.
Chiara Ferragni. Instagram.

Es la polémica de la semana en Italia: la influencer más famosa del mundo, Chiara Ferragni ha sido condenada a pagar un millón de euros como multa por falsa beneficencia. La sanción, en concreto, le ha sido impuesta por parte de la Autoridad Garante de la Competencia y del Mercado italiana por «práctica comercial incorrecta», al descubrirse que Ferragni anunció la venta de panettones de la marca Balocco, uno de los más famosos del país del que es originario este navideño dulce, como benéfica. Según Ferragni, los beneficios de los bizcochos con su imagen —a un precio del doble del habitual—. En realidad esto no era exactamente así: Balocco había hecho una donación al hospital que teóricamente irían destinados las ayudas meses antes que tan sólo ascendía a 50.000 euros, mientras que las empresas de Ferragni y la fabricante de panettones obtuvieron beneficios millonarios. Balocco también ha sido multada con 420.000 euros.

El panettone que promocionaba Chiara Ferragni.

El escándalo ha alcanzado tal relevancia en los últimos días en el país que la Primer Ministro, Giorgia Meloni, aprovechó el fin de semana el Congreso anual de su partido, Atreju, para criticar a «aquellos que ganan mucho dinero enseñando ropa o bolsos o promocionando panettone caro y haciendo creer a la gente que se hará caridad, pero cuyo precio solo servirá para pagar cachés millonarios». Unas palabras que no sentaron nada bien al marido de la influencer, el rapero Federico Lucia —Fedez, uno de los cantantes más conocidos de Italia— quién respondió que esa no debería ser la preocupación de un Primer Ministro y que eran los ciudadanos los que no deben fiarse de los políticos.

La pareja es también popular por su activismo en causas de izquierda como la promoción de los intereses del lobby LGTBI. El mismo Fedez, tras conocerse la victoria de Meloni en las pasadas elecciones publicó un mensaje en Instagram en el que se podía leer lo siguiente: «L’ italiano é scaltro, l’ italiano é furbo, l’ italiano é contro le unione gay ma poi si fa inculare dal politico di turno», que se podría traducir algo así como «el italiano es astuto, el italiano es inteligente, el italiano está en contra de las uniones homosexuales, pero luego deja que le dé por saco el político de turno».

Ferragni, por su parte, es una conocida feminista. Sin ir más lejos, hace unos meses presentó el Festival de San Remo, usando seis vestidos con supuestos mensajes feministas —todos de Dior, eso sí, firma italiana de alta costura que paga a la influencer por usar habitualmente su ropa y complementos y que también diseñó sus vestidos de boda—. Además, todos ellos estaban bautizados con nombres que eran una declaración política en sí misma: el ‘vestido manifiesto’ (que contaba con una estola en la que se podía leer «piensa libremente» en italiano) el ‘vestido jaula’ (un corsé que denunciaba las violaciones en todo el mubndo), o el ‘vestido de la vergüenza’, en el que se podía apreciar una imagen de la anatomía de la presentadora bordada con cristales y lentejuelas, para denunciar que las mujeres, según ella, no pueden mostrar sus cuerpos libremente y con el que conseguía el efecto de estar desnuda.

Pero como suele suceder con los activistas de izquierda, del dicho al hecho hay un trecho, y su mensaje al mundo en muchas ocasiones poco o nada tiene que ver con su manera de comportarse. Es el caso de políticos como Pedro Sánchez o Yolanda Díaz, que quieren prohibir los vuelos cortos mientras ocultan a la opinión pública los que ellos realizan en Falcon, o Irene Montero, que se autoproclamaba abanderada del feminismo mientras usaba como sirvienta a su escolta, profetas del clima como Greta Thunberg, que recurre a barcos de motor para que acudan a rescatarla en mitad del mar cuando el suyo de vela no puede navegar, o actores como Leonardo DiCaprio, que acude a las cumbres del clima en jet privado.

Además, y volviendo a la protagonista de la historia, parece que los problemas de Chiara Ferragni no han acabado todavía: el martes la periodista Selvaggia Lucarelli desvelaba que ya había utilizado este modus operandi antes. En concreto con dos campañas de huevos de pascua de la marca Dolzi Preziosi en los años 2021 y 2022. La campaña se anunció como de recaudación benéfica para una ONG dedicada a la integración de niños autistas, pero en realidad la entidad de nuevo sólo habría cobrado 36.000 euros, mientras que los beneficios millonario0s fueron de nuevo para el fabricante de chocolate y la instagramer. Ferragni ya ha compartido un vídeo en sus redes sociales llorando y con poco maquillaje en el que anuncia que ahora sí, además de pagar la multa, hará una donación de otro millón de euros al hospital. También afirma que no tenía ni idea del proceder de la marca y que «siempre he estado convencida de que quienes son más afortunados tienen la responsabilidad moral de hacer el bien. Es lo que quiero hacer ahora: pedir disculpas. Devolveré un millón de euros al Regina Margherita para la cura de niños«. Pero lo cierto es que la idea de cumplir con su obligación moral de hacer el bien se le ocurrió después de ser sancionada y no antes.

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