«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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25 de junio de 2022

La vida se abre camino

Imagen de archivo de una marcha contra el aborto frente a la Corte Suprema de EEUU. Reuters
Imagen de archivo de una marcha contra el aborto frente a la Corte Suprema de EEUU (Reuters)

Hace 50 años, una sentencia basada en el testimonio de una demandante mentirosa, dos abogadas sin escrúpulos y un estado de ánimo (a)moral de la sociedad de entonces, abrió la puerta a un supuesto derecho federal en los Estados Unidos a matar —en nombre de la privacidad y la salud—, al ser más indefenso del mundo en el vientre materno. No es que antes no hubiera esa posibilidad. Desde que el mundo es mundo el aborto ha sido una realidad trágica para cientos de millones de seres humanos no nacidos y para millones de mujeres que, en otros tiempos ya superados, no tuvieron la empatía de sociedades dogmáticas que se dedicaron a señalarlas en vez de alentar la vida que crecía en su interior.

Con precisión, el cambio de paradigma social que ya no señala con esa antigua y olvidable inhumanidad a una mujer embarazada, está presente en el ánimo de los magistrados de la Corte Suprema de los Estados Unidos que han anulado la injusta sentencia del caso Roe Vs. Wade. Los tiempos han cambiado. Malthusianos de antes, neomalthusianos de hoy, eugenesistas, feministas y moralistas son una minoría. Chillona e histérica, pero minoría. El avance de la ciencia nos ha enseñado que lo que se agarra al endometrio de una mujer no es un saco de células, sino un ser humano en formación, con toda su prodigiosa potencia, autónomo, irrepetible y, por desgracia, indefenso. Esto no es un concepto religioso, sino científico. Pura ciencia que nos enseña cómo la vida se abre camino.

Si alguien quiere aprovechar su fe para defender la vida, está en su derecho. El que quiera seguir a la biología —it’s science, bitches—, está en el camino correcto que llevará al triunfo del movimiento provida.

Por supuesto, pasará mucho tiempo antes de que el triunfo sea total. Hace veinte años ya anunciábamos que algo estaba cambiando en el movimiento provida a mejor y que si no desmayaban en la pelea, las nuevas fronteras de la bioética movilizarían algún día a los poderes del Estado. El día ha llegado. La Justicia de los Estados Unidos ha entendido que la verdad es irreconciliable con una sentencia injusta y entrega la decisión sobre el aborto al pueblo. Ayer fue un gran comienzo.

Por desgracia, todavía falta mucho para que a otras naciones desgobernadas por el consenso progre les llegue ese comienzo. España, como ejemplo perfecto. Por lo menos, el debate que nos negó la izquierda y sus aliados moderados ya está abierto y hoy podemos enfrentarnos a la cultura de la muerte con argumentos científicos, sociológicos y bioéticos. Habrá que pelearla, pero la victoria llegará.

Mañana, domingo, a las doce de la mañana, en Madrid, en la Glorieta de Bilbao con destino a la Plaza de Colón, la plataforma Neos y otras 200 asociaciones se manifestarán en defensa de la vida, que no hay mejor pelea, ni más justa. Junto a ellas, sólo un partido, Vox, y sólo un líder, Santiago Abascal, han aceptado unirse a ellos por el derecho de cada ser humano, de esa potencia única e irrepetible, a nacer y a tener un futuro.

Que la manifestación pase por la calle Génova es una afortunadísima casualidad. El Partido Popular hace ya mucho tiempo que decidió arrojar a la papelera las pocas convicciones provida que le quedaban por un puñado miserable de votos. Ni siquiera la presencia en la cabecera de la manifestación de dos antiguos referentes populares como Jaime Mayor Oreja o María San Gil, nos hará olvidar la rendición que comenzó con Mariano Rajoy y que continuó con Pablo Casado y, hoy, con Alberto Núñez Feijóo. El día que llegue la victoria, y llegará, nos guardaremos mucho de celebrarlo con ellos.

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