«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El despertar

Bueno, pues ya no hay esa cosa tan ridícula del Gobierno Catalán en el Exilio, algo es algo. Ahora el ‘president legitim’ está en una cárcel de Alemania, esperando ver si ese país lo extradita a España, que tiene toda la pinta de que sí.
El procesismo se ha pasado meses calificando a España de régimen fascista, pero en seguida ha tenido que ir ampliando el número de naciones participantes en la Internacional Antidemocrática a medida que se iban negando a reconocer el nou Estat o, peor, hablaban públicamente en su contra.
Al final, tenemos el único territorio democrático del planeta aquí mismo y nunca nos habíamos dado cuenta.

‘La caída de Puigdemont liquida la farsa del Gobierno en el exilio’, abre, contundente, El País sobre la foto que, con variaciones mínimas, aparece en todas las primeras: la furgoneta entrando en la prisión de Neumünster.
A la derecha, ‘Podemos vuelve a las calles’. Nos van a dar la primavera, porque la única verdadera fuerza de Podemos es esa: apuntarse a cualquier malestar coyuntural y denunciar cualquiera de las inevitables carencias de la naturaleza humana. O física, que ya vimos cuando Ana Botella gobernaba Madrid que la caída de las ramas de los árboles les valía a la izquierda, a diferencia de los troncos que se desploman con Carmena. Solo el fino intelecto de la izquierda puede ayudarnos a distinguir la fatalidad inescrutable de los malvados designios del capitalismo heteropatriarcal.
También, ‘Los partidos se vuelcan en atraer el voto de las mujeres’. ¿No es esto mismo una (herética) confesión de desigualdad? ¿No hemos quedado en que entre hombres y mujeres no hay diferencias reseñables? En fin, si entro a comentar los casos de disonancia cognitiva del progresismo necesitaría desarrollar la Summa Theologica 2.0, no una columna breve.

La palabra ‘farsa’ vuelve a repetirse en ABC, que sobre la foto de marras sobreimpone la del fugado en un gesto contrariado: ‘Alemania acaba con la fuga y farsa de Puigdemont’.
El Mundo gana el premio al titular más sucinto: ‘Puigdemont, apresado’. ¿Para qué decir más, si llevamos tantas horas discutiendo cada detalle?
Abajo: ‘El independentismo tensiona las calles: «La UE es una vergüenza». Bueno, no es que tenga mucho que debatir contra eso, pero no creo que hubiera sido muy diferente si le hubieran detenido en una gasolinera de Nebraska.

La tensión de las calles es, hay que admitirlo, muy relativa. Hay, naturalmente, niñatos que desbordan de amenazas terribles las redes sociales y es estadísticamente previsible que algunos de ellos se pongan violentos. Pero si algún contraste se hizo evidente entre la retórica separatista del ‘un sol poble’ y la reacción ciudadana a la detención de ‘su’ presidente fue que esta resultó decididamente modesta.
No sé, quizá haya que esperar al buen tiempo o, como se lee en un tuit que empieza como heroica proclama, después de las vacaciones de Semana Santa. Por la patria, hasta la última gota de sangre, pero las vacaciones…

También lacónica, La Razón: ‘Puigdemont entra en la cárcel’. No hay mucho más.
Ahora que ha terminado la fase simbólica y de exaltación, empezará la de depresión e ira. Para evitar el insoportable sentimiento de haber sido engañados como chinos, no pocos desarrollarán esdrújulas teorías de la conspiración y cada vez más alambicadas ‘jugadas maestras’. Otros romperán cosas. El despertar va a ser muy amargo para muchos.

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