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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Nacionalismo y contabilidad

‘Puigdemont reta a los jueces: «Solo me puede inhabilitar el Parlament», a lo que solo se me ocurre responder: define «puede», Carles.

Hoy es la Diada, una fecha en la que Cataluña conmemora (¿celebra?) la caída de la Barcelona austracista ante las tropas borbónicas del duque de Berwick en 1714.

Obviando la cuestión de que asociar ese evento con el nacionalismo catalán no puede ser más jocoso, como ya probara recientemente José Javier Esparza en un clarificador artículo, siempre me ha intrigado que algunos territorios prefieran conmemorar victorias y otros, celebrar derrotas.

Tenemos, por ejemplo, a los americanos agotando la pirotecnia cada aniversario del día en que lograron su independencia, tras derrotar a las tropas británicas, en un lado, y en el otro a los serbios, que recuerdan con amargura la Batalla de Kosovo Polje, donde perdieron la suya frente a la Sublime Puerta.

Instintivamente, uno pensaría que es más sano, desde un punto de vista psicológico, lo primero, pero en tiempos como los nuestros, en los que se compite encarnizadamente para ver quién sufre más y está más oprimido, ser percibido como víctima siempre tiene premio.

La cuestión catalana copa nuestras primeras, salvo la de ABC, que se exime con una espectacular foto de un Miami convertido en moderna Venecia por obra del huracán Irma. ‘La furia de Irma convierte en un infierno la costa oeste de Florida’. No sé si ‘infierno’ es la palabra que uno asociaría a viento y agua, pero con esto evitan repetirse entrando en la cosa catalana.

portada abc 11 septiembre 2017

El País dedica a Irma la foto y su segundo titular, pero abre con que ‘Los separatistas utilizan la calle para impulsar la consulta ilegal’, una frase a la que solo puedo reprocharle no ser noticia en absoluto.

Portada EL País 11 septiembre 2017

Nunca en la historia se ha conseguido nada importante en la calle. Pese a la iconografía ortodoxa, la toma de la Bastilla hubiera sido un motín trivial, ignorado por la historia no especializada, si los diputados de los Estados Generales no hubieran empezado ya a liarla parda. Pero es vistoso. En el siglo de la imagen y la comunicación universal instantánea, jugar a tapar la calle que no pase nadie tiene un efecto propagandístico indudable. Con una minoría suficientemente abultada se puede dar la impresión de que «el pueblo exige» esto y aquello, aunque luego llegan las urnas y nunca es tanto, como probaron las postrimerías del 15-M.

Dice El Mundo en su primera que ‘El 60% de los españoles exige que se impida el referéndum’. Teniendo en cuenta las consecuencias históricamente trascendentales que sus convocantes esperan del referéndum y el pequeño detalle de que es absolutamente ilegal, sorprende -o no- ese abultado 40% que no le ve inconveniente. Yo, sin embargo, me lo explico.

Portada El Mundo 11 septiembre 2017

La foto va para Puigdemont pasando revista a los Mozos de Escuadra en su uniforme de gala, y uno adivina en la cara del President que preferiría estar revisando un escuadrón de tanquistas.

Debajo, ‘Puigdemont reta a los jueces: «Solo me puede inhabilitar el Parlament», a lo que solo se me ocurre responder: define «puede», Carles.

La Razón usa, como es ya habitual, nuestras glorias deportivas que campean por el mundo para agitar la reacción patriótica, abriendo con una foto de Nadal bajo el titular nada hiperbólico de ‘Rafa XVI de España’. Me choca bastante que los mismos que se burlan de la instrumentalización de símbolos que hacen los indepes a tiempo y a destiempo no adviertan la ironía de usar a un tenista para lo mismo, aunque en dirección opuesta.

Portada La Razón 11 septiembre 2017

También nos cuenta La Razón en su primera que ‘El soberanismo cuesta 836 millones al año a los catalanes’, lo que vuelve a ser una estupidez porque se lo pone muy fácil al ‘indepe’: nuestra democracia es una orgía de gasto, y no hay nada más sencillo que denigrar cualquier posición contando lo que cuesta en euros.
Ahí, creo, está la madre del cordero: que la respuesta al patriotismo catalán, a la idea de Cataluña, nunca es un patriotismo común, español, y una idea de España que pueda resultarles atractiva, sino los argumentos de un contable.

Puede leer todos los Trasgos en este enlace.

 

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