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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

16 universidades analizan los efectos del confinamiento en alumnos

AULA DE CLASE

El confinamiento puede tener efectos negativos en la salud de las personas mayores; pero no solo en ellos, también en los estudiantes universitarios, que pueden ver cómo su salud, su calidad de vida o el rendimiento académico disminuyen, en parte, debido a la baja actividad física.

En España, a diferencia de otros países, no está permitido hacer ejercicio al aire libre desde el pasado 14 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19.

Ahora, la Red de Investigación en Ejercicio Físico y Salud ‘Externet’ ha creado un proyecto para conocer cómo los alumnos universitarios han adaptado sus hábitos de actividad física y salud a la situación de confinamiento generada por la pandemia, así como los condicionantes y las consecuencias de los mismos.

Este proyecto, de nombre «Actividad física en la población universitaria durante el confinamiento por COVID-19», está liderado por la Universidad del País Vasco y en él participan 20 grupos de investigación de 16 universidades españolas diferentes, que han diseñado un cuestionario conjunto.

Según una nota de prensa de la Universidad Politécnica de Madrid, que colabora en este proyecto de investigación, el cuestionario pretende estudiar a 500.000 alumnos, es decir, a más del 30 % de la población universitaria española.

Las cuarenta preguntas que lo conforman están relacionadas con la actividad física del universitario; su peso y talla; la calidad de vida; las características del hogar y de la unidad familiar, y con información sociodemográfica y socioeconómica del alumno.

Para el profesor de la Universidad del País Vasco y líder de la investigación Jon Irazusta, el estudio se centra en universitarios «porque es un estamento básico para el futuro del país», y «están sufriendo un estrés añadido por los cambios en las modalidades docentes y en su evaluación», explica a Efe.

Irazusta, catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco, cree que, en general, los estudiantes se han adaptado bien a la situación y que la actividad que hacen es suficiente, aunque en muchos casos se incurre en sedentarismo.

En ese caso, Irazusta recomienda «levantarse más, dar paseos por casa si se está mucho tiempo sentado, y para ello puede ser adecuado responsabilizarse de tareas como hacer la compra».

Los resultados de este estudio, que contempla varias fases, ayudarán a los investigadores a diseñar estrategias para revertir los efectos del confinamiento entre este colectivo, ya que esta situación provocada por la pandemia COVID-19 no tiene precedentes.

La investigación ayudará asimismo a idear planes para revertir los efectos del confinamiento una vez finalice y contribuirá a aumentar la actividad física de los estudiantes universitarios en situaciones similares que se puedan producir en el futuro.

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