«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El marqués de Galapagar quiere poner fin a la limitación de salarios y mandatos en Podemos

El documento ético que Pablo Iglesias someterá a consideración en la próxima asamblea del partido a finales de marzo plantea flexibilizar la limitación de mandatos -hasta ahora fijada en ocho años y que pide prorrogar a doce- y los sueldos de los cargos públicos, cuyo límite ya no sería el de tres salarios mínimos.

«Debido al incremento del SMI desde la llegada de Podemos a las instituciones, y ante la perspectiva de que este continúe aumentando, el SMI deja de ser un marco de referencia válido para la limitación salarial de nuestra organización», señala en el listado de compromisos que deberán asumir los cargos públicos e internos de Podemos según el documento ético que presenta el equipo de Iglesias.

La limitación salarial será la que se establezca con carácter general para cada nivel de responsabilidad, y en las administraciones y empresas públicas el compromiso será renunciar a percibir un salario superior a los que recoja el régimen retributivo del resto de empleados. También deberán renunciar a cobrar sueldos por pertenecer a consejos de administración de entes públicos.

Igualmente, el código ético que propone Iglesias establece que se limitarán los mandatos de todos los cargos públicos e internos del partido a ocho años, pero añade: «Con posibilidad de prorrogarse excepcionalmente a doce años»; e incluso deja abierta la posibilidad de que más allá de dicho plazo, la prórroga esté supeditada a consulta a las personas inscritas.

De esta forma, se modificarían dos de los requisitos que han sido señas de identidad de la formación morada de su irrupción en 2014: la limitación de mandatos a ocho años y la prohibición de cobrar más de tres salarios mínimos cualquiera que fuera el cargo de los dirigentes de la formación.

Sí mantienen el compromiso de excluir cualquier posibilidad de financiación bancaria, de «no percibir ninguna remuneración ni cesantías de ningún tipo una vez finalizada su designación en el cargo» y la renuncia a cualquier privilegio jurídico o material derivado de su condición de representante, incluido el aforamiento.

Además de los cambios en el código ético de Podemos, el equipo de Iglesias presenta a la asamblea de marzo un documento político en el apuesta por «la construcción de una república plurinacional y solidaria» y por fortalecer su alianza con IU.

«El resultado obtenido en las elecciones del 10 de noviembre demuestra que Unidas Podemos y el resto de confluencias en las que participamos son una apuesta acertada», dice la propuesta, en la que se hace una breve alusión a los conflictos internos que ha vivido la formación morada estos últimos años.

Así, concluye: «A lo largo de nuestro caminar, hemos sufrido conflictos y algunas escisiones. La práctica nos ha demostrado de nuevo la fuerza de la sabiduría popular: allá donde los espacios unitarios se han mantenido, los resultados han sido mejores que donde se han producido rupturas. El establishment ha alentado estas rupturas generando espejismos mediáticos que se han concretado en estrepitosos fracasos».

Una afirmación que conduce a recordar otros procesos anteriores en Podemos y las crisis que enfrentaron a ‘pablistas’ y ‘errejonistas’ y que acabaron con la salida de Íñigo Errejón del partido que contribuyó a fundar.

En esta ocasión, en cambio, Iglesias y los miembros de su candidatura no tendrán gran competencia, ya que acuden a la Tercera Asamblea Ciudadana de Podemos, prevista para el 21 de este mes en Leganés (Madrid), sin que haya rivales con fuerza para hacerles sombra, una vez consumada también la salida de los anticapitalistas del partido.

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