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SEMANA DE RUIDO EN EL CONGRESO

Irene Montero, cortina de humo para colar la eliminación de la sedición

La ministra de Igualdad, Irene Montero. Europa Press.

El Congreso de los Diputados ha sido testigo de gritos, insultos, voces y de «tono elevado», según ha denunciado su presidenta. Sin duda, ha sido la semana legislativa en la que más se han comentado las formas y quizá menos el fondo. Todos los españoles han podido aprenderse el nombre del vicepresidente de las Cortes cuando, hasta ahora, era desconocido. La neutralidad de la Mesa del Congreso es un valor intrínseco a la categoría que ostenta. Esta semana, ha quedado en entredicho.

Las jornadas de plenos comenzaron con la «bronca» que la presidenta echó a todos los grupos parlamentarios en la Junta de Portavoces. En aquella reunión, la izquierda exigió una llamada de atención a un solo partido: VOX. Errejón, Baldoví, Aitor Esteban, Patxi López y hasta Cuca Gamarra colocaron su dedo señalador contra el partido de Santiago Abascal y culpabilizaron a la formación de ser los culpables del «clima de tensión». La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, decidió repartir las culpas y pidió a todas las formaciones respeto y decoro en la Cámara.

La semana avanzó, y el vicepresidente de la Cámara Baja, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, no repartió su criterio equitativamente. El sustituto de Batet le quitó el turno de palabra a la diputada de VOX, Patricia Rueda, y la expulsó de la tribuna de oradores. El «delito» de la parlamentaria fue utilizar la expresión «filoetarra» y el que en ese momento presidía la mesa del Congreso decidió que no era pertinente y determinó acabar con la neutralidad propia de su cargo.

La semana la marcó también la sesión de control del miércoles, donde no hubo ni un mínimo «aténgase al tema en cuestión» por parte de la Presidencia del Congreso. La ministra de Igualdad, Irene Montero, acusó al PP de «fomentar la cultura de la violación» por una campaña de concienciación para la seguridad de las mujeres de la Junta de Galicia. Nadie en la Mesa del Congreso dijo nada. Solo hubo gritos por parte de la bancada popular, que se indignó contra Montero. En ese momento, sí se paró la sesión, sí hubo un: «silencio por favor» por parte de Batet. Nadie reprochó a la ministra nada, nadie le quitó la palabra, nadie la expulsó. Muchos denuncian que nuestro Congreso de los Diputados carece de la neutralidad que se le presupone a la institución.

Este ha sido el análisis de las formas en el Congreso. El fondo ha sido más notable, pero menos notorio. Muy pocas portadas han comentado las cuestiones propiamente políticas de las sesiones, y se han centrado en los gritos, las voces y los insultos.

Además, los focos también se colocan sobre Pedro Sánchez por haber recibido hace una semana una supuesta carta bomba que han dado a conocer justo ahora. Muy poco se habla de lo que supone eliminar la sedición, del viraje ideológico de Sánchez con respecto a este delito y tampoco se habla de ley «trans» o de eliminar la ley «mordaza»; cuestiones que esta semana han estado encima de la mesa en las Cortes y que pudiera parecer que exista una intención para pasarlas de soslayo. El ruido distrae, la información convence. Ha sido la semana del ruido. No paraba de sonar en todos los plenos. Sin embargo, la información ha brillado por su ausencia.

Irene Montero será reprobada por su ley del ‘sólo sí es sí’; también el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quién no ha dimitido a pesar de las demoledoras imágenes en la Valla de Melilla, a pesar de estar “acorralado” políticamente por todos los grupos, y a pesar de no dotar a la policía de medios para defender nuestra frontera. El PP quiere la dimisión de Montero y Marlaska. Aún demostrando que, por un lado, se ha manifestado pidiendo la rectificación, y no la derogación de la Ley Montero ―Gamarra ha reconocido aspectos positivos en la ley―, por el otro lado, no tiene muy clara su política migratoria ni de fronteras.

Un PP que la semana pasada se solidarizaba con Montero y que ha acabado ésta siendo insultado por ella y manifestándose contra la ministra. Semana de ruido y de poca información. Semana de ruido, mucho ruido. Gritos por los pasillos, reproches, tono elevado, insultos… Todo en primer plano, mientras en los despachos del Congreso se pacta la eliminación del delito de sedición y la continuidad de la agenda ideológica de este Gobierno.

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